Líderes de hoy
El líder, más allá de lo definido por Maquiavelo, suele ser aquel que, frente a una situación de incertidumbre o miedo, marca un camino acertado para salir de ese laberinto
A nadie se le escapa que la gran mayoría de las personas que nos rodean no confían, actualmente, en los líderes políticos españoles. Mucho menos en los que dirigen las instituciones europeas. Aún menos, en otros que forman el resto de organismos supranacionales, a quienes, ... en su mayoría, no ponen ni cara.
El líder, más allá de lo definido por Maquiavelo, suele ser aquel que, frente a una situación de incertidumbre o miedo, marca un camino acertado para salir de ese laberinto. El líder es coherente con lo que propone, iniciando primero el camino y consiguiendo que otros se sumen a él.
La historia nos demuestra que así es. En circunstancias difíciles es cuando los líderes emergen. En el último par de semanas, hemos descubierto un nuevo líder: el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Alguien a quien muchos ridiculizaban por su pasado como cómico y actor, pero que ha demostrado tener la valentía y determinación exigidas en un momento crucial en la historia de su país.
Esa es otra característica del líder: que, en ocasiones, en el pasado, y antes de su “bautizo” como persona indispensable para el grupo al que dirige, ha sido duramente criticado e, incluso, ridiculizado.
Por suerte, de momento, aunque con consternación y preocupación, la guerra de Ucrania en España la miramos por el rabillo del ojo. Sin embargo, hace dos años y por estas fechas, en nuestro país vivíamos un momento crítico en el que hacían falta líderes.
Así ocurrió. En España emergieron liderazgos concretos, especialmente, en el lugar donde más se sufría. Dos liderazgos nacieron en la capital porque supieron entender perfectamente qué necesitaban los ciudadanos: un camino basado en razones para hacer frente al virus y contacto real con los ciudadanos, alejado de infumables declaraciones institucionales con aire de homilía dominical.
Si analizamos otra clave más de los líderes que emergen en situaciones críticas es que suelen alejarse de lo que el resto de “pretendidos” líderes hacían. Marcaron un camino propio y distinto.
Ese conjunto de características explica por qué en el mundo de la moda, la canción, el cine o en cualquier ámbito, lo diferente suele triunfar. Porque el ser humano se cansa de lo corriente y busca algo más. Eso explica, en política, por qué los métodos convencionales de comunicación fracasan y por qué en las primarias de un partido político suelen triunfar opciones que se alejan de lo oficial. No es cuestión de hombres y mujeres, porque se demuestra que, tocando las teclas adecuadas, triunfan por igual.
Y es que, el mundo en el que vivimos, en el que cada persona tiene infinidad de problemas propios, muchos suelen estar cansados de burócratas que, con palabras grandilocuentes, quieren hacernos creer que nadie es mejor que ellos para el puesto que ocupan. Las personas quieren soluciones claras y un lenguaje directo. Porque todos queremos que nos traten como adultos y la política, en muchas ocasiones, nos trata como a niños pequeños. Eso empieza por ser líderes que sepan reconocer errores.
Por eso, jóvenes y mayores, en instituciones, organizaciones políticas, en la sociedad civil e, incluso, en empresas privadas, deberíamos aprender de esta lección de liderazgo: trabajo, claridad, respuestas claras y soluciones eficaces, frente a lo convencional.
De esta forma volveremos a estar pegados a la realidad. Porque el alejarse de ahí, es lo que ha hecho que la política tenga ese desprestigio actual y que aumenta cada vez más.