Miguel Ángel Sastre

La Eternidad

Decía Jorge Manrique que, además de la terrenal, existían dos vidas que perduraban después de la muerte: la de la fama y la eterna

Febrero se marchó y se apagó, mientras que marzo comienza a despertar. Si noviembre, tradicionalmente, es el mes que dedicamos a recordar a quienes se despidieron de la vida terrenal, éste que ahora hemos cerrado, ha tenido cierto parecido con el de los difuntos.

A ... nivel personal, febrero ha servido para recordar a seres queridos que fallecieron en estas fechas tiempo atrás y para reflexionar sobre cómo la vida, independientemente, de la edad o de otros factores, puede comenzar a esfumarse en el tiempo que dura un estribillo.

Pero, casualidad o no, este mes nuestra ciudad nos ha recordado que en Cádiz , salvo por caprichos ideológicos del equipo de gobierno actual, los genios nunca mueren .

Y es que el Carnaval 2020 ha sido, como era de esperar, un bonito y continuado homenaje, especialmente, a la figura de dos personas que aportaron, cada uno en su estilo, mucho a esta fiesta. Sirva esta columna de opinión como un humilde reconocimiento hacia ellos.

Un homenaje, en principio pagano pero que, analizado con detenimiento, podemos ver que inconscientemente desprendía gestos de marcado carácter religioso. Entre otras cosas, el hecho de señalar al cielo para recordar a una persona fallecida es algo heredado de religiones abrahámicas como el cristianismo.

Ese límite entre lo humano y lo trascendente, entre lo pagano y lo religioso es el límite habitual entre el Carnaval de Cádiz y la Cuaresma . Se solapan, prácticamente sin llegar a tocarse y conviven sin saber que es más lo que debería unirlos que lo que les separa.

Decía Jorge Manrique que, además de la terrenal, existían dos vidas que perduraban después de la muerte: la de la fama y la eterna . La primera la conseguían aquellos que eran recordados por la sociedad por algún tipo de mérito público o en su defecto por sus allegados. La segunda, aquellos que habían llevado una recta y coherente con los preceptos cristianos.

El conjunto de homenajes de los que hablaba es el ejemplo de la pervivencia de esa vida de la fama después de la muerte. Una fama que, como hemos podido comprobar, excede del ámbito local, e incluso, regional. Además, la Cuaresma, es un tiempo excelente para reflexionar sobre la vida eterna . Incluso, también, para pensar sobre el concepto de contemporáneo de la fama.

Como apuntaba, el hecho de que el Carnaval de Cádiz y la Cuaresma se solapen en el tiempo, ha sido en 2020 cuando ha parecido cobrar sentido.

Pasado el Carnaval, para no correr el riesgo de ser devorados por el hedonismo caníbal de nuestra sociedad, sería bueno asumir estos días que comenzaron el pasado miércoles como una buena época, seamos creyentes o no, para reencontrarnos con nuestros retos y metas personales y evaluar nuestra relación con quienes nos rodean. Una buena época para no olvidar eso de «avive el seso y despierte, contemplando, cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte». Porque la Cuaresma es el tiempo ideal para empezar a poner en práctica ese dicho popular de: «Cuando naces y llegas a este mundo todos ríen y tú lloras. Vive tu vida de tal manera que en el momento de irte de él, seas tú el que rías y los demás lloren ». Feliz Cuaresma a todos.

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