Miguel Ángel Sastre
La estabilidad
Si la política tiene un reto ahora mismo es conseguir darnos estabilidad y serenidad
En un mundo en el que todo cambia tan rápido y en el que tantas personas parecen ver, incluso, su salud mental afectada por causa de esos cambios e incertidumbres, necesitamos estabilidad.
Nos guste o no, la política es uno de los elementos que, con ... su acción legislativa y ejecutiva condiciona más nuestro día a día. Por eso, en todos los ámbitos de la vida, pero especialmente en la política, necesitamos estabilidad. Debemos intentar que el mundo empiece a girar algo más lento para ser capaces de conservar lo bueno que cada uno tiene en su vida y no vivir, permanentemente, con miedo a perderlo.
Porque, en el fondo, cuando tenemos algo que queremos, que nos llena y nos hace felices, la tendencia natural de todo ser humano es conservarlo. En ese sentido, todos somos “conservadores”.
Sin embargo, sobre todo en los últimos años, el término “conservador” en España se ha utilizado peyorativamente, como si ser conservador fuese algo malo. Incluso se asocia con frecuencia a ser reaccionario, a estar en contra del avance y de todo cambio; tratándose, realmente, de todo lo contrario.
Es cierto que la izquierda, con sus políticas rupturistas y chapuceras que obligan a tomar posición en temas delicados para arrinconar a sus adversarios ideológicamente, nos empuja a que la reacción natural sea la indignación. Sin embargo, ante estas leyes y la política de la división, la respuesta tiene que venir de la mano de la razón y del sentido común, no de ver “quién grita más”.
El conservador acepta el cambio y es reformista por naturaleza, porque para mantener lo que tienes es necesario adaptarse: ya saben aquello de Darwin y la supervivencia de las especies. Pero ese cambio es escéptico y pausado. Se aleja de las recetas mágicas y se apoya en preservar lo que ya funciona.
El conservadurismo busca el progreso económico, de ahí que apueste, frecuentemente, por el liberalismo económico, porque si no eres capaz de construir y progresar, no tienes nada que conservar.
En otros muchos países, especialmente, en aquellos de habla anglosajona, el liberalismo conservador cose las bases de los grandes partidos de gobierno. Es un buen antídoto frente al populismo, aunque éste también, a veces, haya contagiado a fuerzas políticas de gobierno de esos países.
En este tiempo de cambio político que se avecina en España: con un país cada vez más roto económica y socialmente y con el gobierno negando la realidad, el cambio es inminente. Y, aunque el principal partido de la oposición se encuentre en periodo de cambio, nadie duda de que está preparado para asumir, de nuevo, el reto de sacar a España del pozo como ha hecho en otras ocasiones. El reto de estabilizar España.
El ser humano es el único que tropieza con la misma piedra, y los españoles los únicos que decidimos darle el Gobierno a la izquierda cuando el país está más estabilizado. Habrá, por tanto, que hacer reformas profundas, pero siempre con cabeza, porque lo que se destruye no se puede reconstruir. Y habrá que explicar bien el porqué de esas reformas, para no caer en errores del pasado.
Por eso, si la política tiene un reto ahora mismo es conseguir darnos estabilidad y serenidad. El reto de ayudarnos a conservar los bienes más preciados que tenemos: la vida, la familia, y nuestra libertad económica y personal. Algunos dicen que esta forma de hacer política es de origen “británico”. Quizás, en España, esa serenidad venga de la mano de otra tierra en la que también llueve frecuentemente.
Lo que está claro, sin embargo, es que el “sanchismo” y sus socios, no han hecho más que poner en peligro aquello que nos da estabilidad. Y todo seguirá en caída libre mientras que en España siga gobernando.