Derecho de pernada

Dicho esto... ¿no recuerdan siendo pequeños, cuando en un grupo de niños alguien hacía alguna trastada, cómo solía existir uno al que se le excusaba cualquier tipo de fechoría? Alguien tocado por una varita mágica, que se creía con derecho a todo. Un "derecho de pernada" similar se extiende entre cierto sector de la clase política y entre ciertos personajes mediáticos de nuestros días.

2020 ha sido un año trágico como todos sabemos. Tragedia que, en parte, era inevitable, pero cuyos efectos podían haberse amortiguado si nuestro Gobierno central se hubiese comportado con sensatez y profesionalidad y no anteponiendo su propaganda a la salud. Pedro Sánchez ha salido, al final, ileso de todas las tropelías cometidas durante los primeros meses de la pandemia. Tropelías que se suman a su hemeroteca de contradicciones, a su tesis, a las maletas de Delcy y a un gabinete de ministros con escándalos patrimoniales diarios. Un niño travieso al que sus pesebres mediáticos miman y cuidan y que las encuestas, inexplicablemente, siguen respaldando. Sus cómplices de trastadas pandémicas, Illa y Simón, también han parecido gozar de este derecho. En concreto, éste último, ha conseguido lo que a muchos técnicos de la administración les gustaría lograr: que sus acciones, decisiones y declaraciones no impliquen ningún tipo de sanción, aun cuando sean manifiestamente desacertadas.

Y qué decir de nuestro Vicepresidente segundo y líder de Unidas Podemos. ¿Se imaginan que un político del centro o de la derecha tuviese la colección de declaraciones públicas halagando a "pseudo-dictadores", bandas terroristas y personas que patean a policías que colecciona esta persona? Sin embargo, ahí sigue, sin que los suyos se escandalicen, con el "Caso Dina" en el Supremo, con el asunto "Neurona" sobre la financiación irregular de su partido y con sus portavoces Echenique e Isa Serra expertos en acumular condenas en firme. Parece ser que ellos también gozan del "derecho a todo" de los socialistas afines a Pedro Sánchez y de la mayoría de los partidos nacionalistas.

También nuestro Alcalde y su equipo ostentan, en pequeñito, una versión gaditana de ese derecho a hacer lo que te plazca sin asumir las consecuencias. Un derecho que, encima, te permite intentar culpar al mensajero. Da igual que pidas responsabilidad en esta pandemia y tú hagas lo contrario reuniéndote con más de las personas permitidas. El problema es de quien te hace la foto y la publica. Eso sí, los plenos que sigan siendo telemáticos para evitar riesgos. No importa que la ciudad se apague poco a poco, y que no se trabajen las horas necesarias para, por lo menos, intentar frenar ese efecto. Habrá quien te lo siga perdonando porque caes bien y porque luchas contra el "fascismo" en Cádiz, como todos sabemos, el mayor problema de nuestra ciudad.

Pero ¿qué tienen en común todos los personajes citados hasta ahora? Principalmente una cosa: su militancia política en el terreno de la izquierda ideológica. ¿Les hace eso gozar de este derecho de pernada contemporáneo? ¿Les da derecho a todo? En absoluto, sino que, simplemente, sus afines controlan la mayoría de medios de comunicación y plataformas generadoras de opinión y entretenimiento. Ahí está la clave. Sin embargo todos aquellos que quedan a la derecha de estas opciones políticas siguen sin enterarse de que mientras esa situación no cambie, seguirán jugando en desventaja. Seguirán jugando en un tablero social eternamente inclinado en su contra.