Cuando el humo se disipe
Las cortinas de humo que lanza nuestro Ayuntamiento - similares a las del Gobierno central - erradican cualquier tipo de debate técnico o racional. Solo importa el ruido y crear un enemigo externo para hacerle responsable de los problemas internos
Si algo tienen en común el Gobierno de España y el Ayuntamiento de Cádiz es su tendencia natural a gobernar alentando alguna polémica que concentre nuestra atención. Cada semana surge un nuevo asunto que genera confrontación y discusión. Algo que, en vez de desgastarlos, los ... fortalece. Y es que, mientras que empleamos nuestras fuerzas en anécdotas, olvidamos lo realmente importante: que ninguna de estas dos administraciones gestiona eficazmente.
En Cádiz , tras la crítica a las diferentes "fobias" - pónganle el prefijo que quieran -, tras los presupuestos contra el "fascismo" - me gustaría que me explicaran cómo se hacen unos presupuestos contra una ideología, prácticamente, extinta- y otras tantas más, ha llegado, de nuevo, una última polémica: el cambio de nombre del Estadio Carranza.
El objetivo es tapar hechos demoledores: que en 5 años solo se han entregado 20 viviendas de promoción pública, mientras que con el equipo anterior el ritmo era de 100 anuales. Que el patrimonio de Cádiz se deteriora. Que construcciones en entornos privilegiados prenden como cerillas sin que nadie lo evite. Que se condicionan los presupuestos a la venta de un inmueble como hotel, mientras que días después se pretende frenar, mediante una ordenanza municipal, todo tipo de inversión hotelera en la ciudad.
Esos debates estériles nos ciegan a todos: ciudadanos de a pie, políticos y medios de comunicación. Recientemente, ha ocurrido con la regularización de los pisos turísticos en Cádiz. Mientras todas las noticias apuntaban a las tensiones internas entre el equipo de Gobierno municipal y el PSOE de Cádiz, se obviaba lo trascendental: la falta de rigor en la que se basaba la regulación de esta actividad.
¿Nadie ha reparado en que frenar la inversión turística en la ciudad e indemnizar a quienes tienen proyectos en marcha relativos a este sector, crearía inseguridad jurídica y, además, sería un gasto inasumible en los tiempos que corren? ¿Alguien ha analizado el criterio que establece los porcentajes de saturación turística en Cádiz? ¿Por qué esos marcadores y no otros? ¿A nadie le parece disparatado que los datos que proporciona el Ayuntamiento equiparen viviendas con fines turísticos, apartamentos y plazas hoteleras? ¿Nadie ha caído en la cuenta de que la solución, quizás, pase por dejar de ver la ciudad desde el plano y empezar a analizarla en sección, estableciendo porcentajes de uso turístico por edificabilidad total o alturas y no por suelo? ¿Nadie cree que el Alcalde y sus concejales parecían vivir en un mundo paralelo cuando afirmaban que darían solución habitacional, rápidamente, a los 7000 demandantes de vivienda en Cádiz? ¿Sería posible pensar que, con casi 5000 viviendas deshabitadas en nuestra ciudad, muchas de ellas en fincas en estado ruinoso y en zonas teóricamente saturadas turísticamente, sería una buena medida que el Ayuntamiento adquiriera parte de ellas y las destinase a viviendas sociales?. Las cortinas de humo que lanza nuestro Ayuntamiento - similares a las del Gobierno central - erradican cualquier tipo de debate técnico o racional. Solo importa el ruido y crear un enemigo externo para hacerle responsable de los problemas internos.
Todos somos responsables de no ver más allá del humo que nos nubla la vista. Sin embargo, puede que llegue el día que esa cortina no sea tan eficaz y veamos lo que hay detrás. Esperemos que para entonces no sea tarde, y lo que quede tras ella no sean las cenizas de lo que un día fuimos.
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