Miguel Ángel Sastre
Al sur del sur
Cádiz será una de las ciudades que sufra de manera más drástica las consecuencias económicas de esta pandemia: nuestro modelo económico se basa principalmente en el sector servicios, concretamente, en el turismo y la hostelería
Será la luz cuando brilla el sol y refleja en la inmensidad del agua que la rodea, rebotando en las blancas fachadas de cal. Serán sus calles largas y estrechas de proporciones singulares. Quizás la brisa marina que te hace sentir en medio del océano, ... alejado de toda tierra firme. Sus azoteas, sus puesta de sol. Llámenlo magia, llámenlo duende, pero algo tendrá Cádiz , para que tantas personas de ideologías, niveles culturales y profesiones tan dispares adoren esta ciudad. Y es que, salvo excepciones, quien conoce esta tierra alguna vez suele repetir, quedándose prendado de ella para siempre.
Pero entre tanto piropo, a veces, parece que nuestra ciudad vaga como alma en pena recordando momentos del pasado; puntos de luz que hicieron de Cádiz lo que hoy está dejando de ser: una urbe que unió dos mundos, en la que los españoles, gracias a la Constitución de 1812 dejamos de ser súbditos para ser ciudadanos. Una ciudad que en las últimas décadas fue capaz de desafiar las leyes de la física construyendo puentes que articulaban áreas metropolitanas y trenes bajo rasante que cohesionaban ciudades divididas.
En tiempos complicados es cuando, normalmente, se desarrollan los hechos más extraordinarios. Sin ir más lejos, así ocurrió con la aprobación de "La Pepa". Sin embargo, mucho me temo que esa estoicidad que antaño caracterizó a la ciudad de Cádiz, brilla por su ausencia en quienes actualmente dirigen sus mandos desde la Plaza San Juan de Dios. Y es que, en principio, poco se puede esperar de un Ayuntamiento que en este tiempo convulso centra sus esfuerzos en ver qué nombre debería de ser el más adecuado para el Estadio Ramón de Carranza. Mientras tanto, las únicas medidas aprobadas para combatir los efectos de esta pandemia son aquellas que propuso el principal grupo de la oposición. Si no fuese por esa batería de medidas aquí seguiríamos como si no pasara nada: en un carnaval permanente.
Igualmente, poco o nada se puede esperar de un Ayuntamiento que no hace sus deberes para que el presupuesto municipal del que se dispone se invierta y se ejecute eficazmente o, al menos, para que la parte que ha quedado sin gastar pueda aprovecharse.
Es obvio que, desgraciadamente, Cádiz será una de las ciudades que sufra de manera más drástica las consecuencias económicas de esta pandemia. Y es que nuestro modelo económico se basa principalmente en el sector servicios, concretamente, en el turismo y la hostelería. Además, nadie del consistorio en el último lustro ha movido un dedo en la dirección adecuada para que Cádiz introduzca nuevos modelos económicos que generen empleo y riqueza.
Parecíamos sobrevivir en un estado de mínimo gasto energético, en una cárcel permanente del estrato más bajo de la "Pirámide de Maslow", al tener cubiertas las necesidades básicas. Por eso debemos estar más atentos que nunca. Se avecinan tiempos complicados en lo económico y si no nos reinventamos como ciudad, si quien gobierna este Ayuntamiento espera sentado a que todo vuelva a su cauce, corremos el riesgo de hundirnos. Y es que por habernos conformado con vivir bajo mínimos, por habernos acomododado, puede ocurrir que Cádiz pierda lo poco que la mantenía a flote.
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