Felicidad Rodríguez - OPINIÓN
Miedo
Aunque volvamos a la cotidianidad, tendremos que acostumbrarnos a vivir con la amenaza del terror porque existen suficientes motivos para tener miedo
La novela del año se titula ‘Patria’ , un retrato del País Vasco durante los años más crueles de la historia reciente de España. No se si en el futuro habrá otro Fernando Aramburu que nos describa la realidad del nuevo terror. Espero que sí; quizá ello significase que lo habríamos vencido. Desde las Torres Gemelas y los atentados de Madrid el terrorismo yihadista contra Occidente , o contra los que se desvíen de la ortodoxia radical, está desangrando al mundo .
En nuestra vieja Europa, el Reino Unido, Suecia, Bélgica, Alemania, Francia… y, ahora, otra vez España. De nuevo luto en nuestro país pero, también, en Australia, Canadá, EEUU, Bélgica, Portugal, Italia, Argentina o en Alemania, en todos esos lugares donde vivían, trabajaban o iban al colegio las víctimas del bestial asesinato de las Ramblas. Ellos son, realmente, los únicos que ya no tienen miedo porque les han arrebatado, junto con la vida, la posibilidad de tenerlo. Sus familias tratarán de aliviar cada día sus heridas y resignarse a seguir adelante.
Los demás volveremos a nuestra rutina y, en poco tiempo, estaremos inmersos en lo cotidiano . Volveremos a sufrir o a alegrarnos con el Cádiz, con los éxitos o las dificultades en el trabajo, a padecer por su falta o a discutir sobre las normas del concurso del carnaval. Aunque a algunos les ha dado prisa por volver a la normalidad porque, viendo las imágenes de la manifestación de Barcelona, parecía en algunos momentos que se trataba del pistoletazo de salida para retomar la campaña para la independencia catalana; el fin de una pequeña tregua, más simulada que real, tras la última ejecución por parte de la yihad de su doble estrategia de odio y terror.
Pero, aunque volvamos a la cotidianidad, tendremos que acostumbrarnos a vivir con la amenaza del terror porque, a pesar del lema de la manifestación, existen suficientes motivos para tener miedo. El miedo, como el dolor, es una señal de alarma; en este caso ante un peligro muy real. Decía Richter que los tímidos tienen miedo antes del peligro, los cobardes, durante el mismo y los valientes, después.
Ahora toca ser valientes porque miedo da la amenaza del Estado Islámico de convertirnos en tierra de califato y miedo da que los autollamados soldados de Alá sigan con sus cruzadas de odio. No son las únicas razones para tener miedo. Dicen los familiares y conocidos de los terroristas que eran chicos normales ; incluso que aquel que había escrito que mataría a todos los infieles era un joven ejemplar. La hermana de dos de ellos aseguraba que «eran chavales que veían una pelea, se asustaban y se iban corriendo».
Miedo da que nadie notase nada raro en unos jóvenes que habían decidido asesinar al mayor número de personas posibles y, si fuese necesario, muriendo en el intento. Dicen que tuvo que ser un adoctrinamiento express . Peor lo ponen si el proceso para convertirse en terrorista es tan corto que no da tiempo ni a cambiar las conductas. Y miedo a que la única herramienta que tenemos para luchar contra el terror, la de enfrentarlo todos juntos, se vea condicionada por otros intereses. Las noticias sobre la supuesta falta de colaboración de las fuerzas de orden público catalanas con las estatales son motivos más que suficientes para tener miedo.