Michismi y fiminismi

Al ver la imagen de la niña tras el paraguas sentí una punzada de remordimiento por dar por hecho que era una niña

Una niña se resguarda de la lluvia en la Plaza de San Juan Dios Francis Jiménez

Sin duda, la gran protagonista de esta semana previa a la Navidad ha sido Elsa, un borrascón que nos ha tenido en alerta naranja y con el alma en vilo cada vez que salíamos a la calle. No es en absoluto habitual que en Cádiz ... nos llueva durante 48 horas sin parar y de ahí que una borrasca –algo más intensa de lo habitual, eso sí– nos trastoque nuestras rutinas. Nada que ver con las imágenes que hemos visto de otros lugares de España, como Reinosa o Cáceres, donde los desbordamientos de ríos han dejado imágenes realmente dantescas. Aquí, sin embargo, nos ha propiciado otras preciosas. Sin duda, la más bonita de todas las que he podido ver en estas últimas horas es la que ilustra este artículo, obra de Francis Jiménez, que captó a una pequeña en la Plaza San Juan de Dios tratando de resguardarse de la lluvia bajo su paraguas. En realidad no se la ve, simplemente se la intuye. La imagen muestra un enorme paraguas verde del que sobresale por debajo el final de un chubasquero rosa, un tutú de ballet y dos botas de agua con estampado de florecitas. Una preciosidad, en serio se lo digo. Digna de un premio por lo que inspira. Ternura, candidez, inocencia...

Y una imagen que, más allá de eso, lleva a otra reflexión. ¿Y si no es una niña a quien se ve tras el paraguas? ¿Y si estoy equivocado y en realidad es un niño? ¿Por qué he sentido una punzada de remordimiento al dar por hecho que se trata de una niña? Y en ese momento me he plantado. Hasta aquí hemos llegado con las absurdeces del heteropatriarcado, el androcentrismo, la cosificación, Alberto Garzón, Irene Montero, Unidas Podemos, la transversalidad, el michismi, el fiminismi, los portavoces, las portavozas y los fuerzos y cuerpas de seguridad. Dos términos, tan sólo dos, hacen falta para resumir todo lo que debemos aplicar en este y en todos los demás órdenes de la vida: lógica y sentido común. Y ambos dicen que por supuesto que hay que seguir dando pasos en la lucha por la igualdad de las mujeres. Evidentemente. Que por supuesto que aún queda camino para romper la brecha salarial y que más mujeres alcancen puestos de alta responsabilidad. Pero eso es una cosa y otra distinta pretender convencernos de que un niño, de no tener influencias externas, optaría por una muñeca y una niña por un fusil de asalto. El niño que coja la barbie, perfecto. Y la niña que se tire a por el sombrero de cowboy, fenomenal. Y si los dos se lanzan de cabeza a por el Quimicefa, miel sobre hojuelas. Pero lo habitual es que la cabra tire al monte. Y no pasa absolutamente nada. Digo yo que habrá que respetar eso también. Y una vez que lo hagamos, centrarnos en lo realmente importante, que es poner sobre la mesa los problemas de igualdad que aún nos quedan por resolver. Y desde luego uno de ellos no es decidir si Blancanieves era idiota y el príncipe un acosador.

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