Ana Mendoza
El crimen del mes de mayo
Este 2021 regresan las comuniones y frente a lo que sucedió en 2020 lo hacen en su fecha habitual
Seguro que muchos recordarán aquella chirigota, la del Crimen del mes de Mayo, que allá por el año 1989 hacía referencia a la celebración de las comuniones. Esos chirigoteros míticos, entre ellos el involvidable Manolo Santander , parodiaban, con respeto, pero con ... mucho arte, esas circunstancias casi ineludibles que rodean al propio acto sacramental. Con su particular tipo de marineros y a ritmo de 3x4 reflejaban parte de esa ‘histeria’ organizativa y económica que ya por entonces suponía celebrar una comunión .
Aunque han pasado más de treinta años, en algunos aspectos, poco ha cambiado la situación . De hecho, básicamente no ha variado en exceso, y eso, que estamos en pandemia. A punto de que finalice el estado de alarma, pero aún en medio de una crisis sanitaria y pendientes de que a todos nos llegue la deseada vacunación .
Este mayo, se recuperan las comuniones. Sí, se recuperan en su mes habitual , ya que hace un año se fueron al traste los planes de muchas familias que tuvieron que posponer esta cita con el consiguiente reajuste no solo de invitados, menús y actividades diversas para los más pequeños, sino también del traje del niño o la niña porque unos meses más tarde ya había crecido y no le quedaba bien.
Pero este 2021 las comuniones han vuelto en su fecha y lo hacen como siempre con el consiguiente desembolso económico que en demasiadas ocasiones resulta excesivo. Regresan también con la vista puesta en las restricciones impuestas, los cambios que en ese sentido se producirán en breve y la complejidad que todo ello conlleva.
No es que personalmente esté en contra de la fiesta que sigue a la celebración del sacramento de la Eucaristía. Tampoco soy partidaria de que los niños tengan que ir vestidos de uniforme o con una túnica como algunos sugieren . Solo pienso que en el término medio está la virtud y que es necesario reflexionar ante esa tendencia indiscriminada al derroche de recursos. Y no solo porque muchas veces resulte innecesario y exagerado sino porque en estos momentos también me parece especialmente delicado abordar la celebración sin mantener la prudencia en todos los sentidos .
En estos tiempos tan complicados no conviene precipitarse . Finaliza el estado de alarma y muchos de los mayores ya están vacunados. Numerosos abuelos ya se han inmunizado frente al coronavirus y podrán ver a sus nietos en este día tan importante. Quizás para muchos sea el momento de ese ansiado reencuentro. Pero no perdamos de vista que el virus sigue ahí . No ha desaparecido. Hay personas que permanecen hospitalizadas y tratando de salir adelante. Otras ya lo han superado pero ahora padecen importantes secuelas. No nos apresuremos. Pese a la alegría y la necesidad que tenemos de volver a disfrutar de todo con normalidad, seamos conscientes, especialmente en estas celebraciones, de lo que es verdaderamente importante .