Ana Mendoza
La cartelería cofrade
Los expertos en la materia dirían que un buen cartel tiene que impactar y debe transmitir un mensaje claro
La cartelería cofrade enciende este año la Cuaresma. En los últimos días no han cesado de presentarse las obras que en las distintas localidades de la provincia y Andalucía anuncian este 2021 la Semana Santa. A partir de ahí casi todo son críticas y ... reproches, algunos muy merecidos, porque para eso se presta a la perfección cualquier manifestación artística . Así que en este caso de los carteles, como no podía ser de otra forma, las reacciones ni han faltado ni han decepcionado.
Lo que sucede con los carteles de Semana Santa resulta cuanto menos preocupante. Nos encontramos, por un lado, la enorme disyuntiva entre lo tradicional y lo moderno de quienes encargan la realización de estos trabajos. Y por otro, y esto quizás es lo más importante, que los que designan al autor de la obra no tienen claro en líneas generales cómo debe ser un cartel . Ni tampoco se dejan asesorar por buenos profesionales y especialistas en diseño gráfico. Es decir, que a estas alturas, en gran parte del ámbito cofradiero, se sigue ignorando el concepto de cartel. Porque realmente no es una pintura o una foto a la que se le ponen letras. Ni se trata tampoco de un collage extraño que se le pueda encomendar a cualquiera que se maneje bien con el Photoshop . Los expertos en la materia dirían que un buen cartel tiene que impactar y debe transmitir un mensaje claro a través de su imagen y su texto. Para eso, entre otras circunstancias más técnicas como puede ser la tipografía, debe ser concreto y no estar sobrecargado. El cartel no es más que una forma de comunicar algo y hay inevitablemente una serie de criterios que se tienen que seguir para que se cumpla ese objetivo con éxito.
Dicho esto, reconozco que no me gustaría estar en la situación de ninguno de los artistas a los que este año se les ha realizado tal encargo. Si ya de por sí entiendo que la labor es muy complicada, en esta ocasión el desafío era aún mayor . Había que anunciar gráficamente la Semana Santa pero a su vez no se podían obviar los pormenores del momento. Es evidente que no se podía dejar al margen la pandemia y de una forma u otra así lo han querido reflejar los diferentes autores. Porque ¿qué sentido tendría un cartel en el que no se mostrara este momento tan inquietante que vivimos? ¿Y cómo hacerlo de una forma original, dentro de las licencias y estilos de cada uno, y sin caer en el fatalismo? Ya les digo que no es nada sencillo. Lo que es fácil es criticar, juzgar y censurar estas obras, aunque ciertamente algunas son la antítesis de lo que teóricamente debe ser un cartel .
No obstante, tampoco creo que sean apropiadas las faltas de respeto hacia estos profesionales , y me refiero a los que realmente lo son, por un trabajo que han realizado con el alma y con la mejor de sus intenciones. Ni mucho menos se pueden permitir las amenazas , como las que ha recibido el autor del cartel de Sevilla.
Así que, por favor, seamos sensatos y no alentemos actitudes y reacciones desproporcionadas e injustificadas. Que aquellos a quienes les corresponde, revisen bien los conceptos, marquen los objetivos y determinen hacia dónde debe ir la cartelería cofrade .