LA VOZ - El apunte

El mejor cumpleaños del embajador

El 90 aniversario de la botadura marca una ocasión espléndida para que Cádiz se reencuentre con uno de sus mayores símbolos: Elcano

LA VOZ

Es un símbolo resistente, que no sabe de renuncias ni excusas. Al buque escuela Juan Sebastián de Elcano sólo lo retuvieron amarrado a puerto la Guerra Civil y dos grandes reparaciones (una en 1956 y otra en 1978). El resto de los años, desde que se construyó en los astilleros gaditanos Echevarrieta y Larrinaga y se botó, el 5 de marzo de 1927, no ha habido ni viento ni marea que lo frene. Mañana emprenderá su nuevo crucero de instrucción en el que se formarán guardiamarinas de toda España, unos jóvenes que despedirán a sus familias emocionadas en el muelle de la ciudad mientras ellos parten ilusionados a emprender una aventura que les formará como profesionales de la Armada y les llevará por puertos de todo el mundo.

El bergantín goleta es el barco más querido en Cádiz sin discusión ni comparación . El hecho de que se celebren 90 años desde su botadura es la mejor ocasión para demostrarlo con apoyo, con presencia y con gestos. Porque se construyó aquí, por la fuerte vinculación de la Armada con la Bahía y por el gran interés que despiertan los temas marinos en la ciudad. Por esa vinculación histórica y esa efemérides, serán más que nunca los que visiten de nuevo el muelle Ciudad para ver de cerca el precioso velero de cuatro palos en el que se observa la construcción naval típica de principios del siglo XX.

Este sábado, tambien ofrece un magnífico plan en forma de jornadas de puertas abiertas, con ellas tantos gaditanos que han soñado en embarcarse en sus maderas podrán entender mejor una aventura como ésta pero sin el gran escollo de la lejanía de los seres queridos y de la convivencia con casi 300 personas en un espacio reducido en medio del Atlántico. La despedida del 90 cumpleaños será como la primera para Cádiz, como las mejores . Hasta el mediodía de mañana domingo no llegarán las despedidas a pie de barco. Hasta ese momento, todo el mundo mantendrá la compostura: los que habían prometido no llorar, los que no iban a gritar el nombre de su hijo, los que no darían un beso largo, casi eterno, de tres minutos... Pero conforme se agote el tiempo saltarán las normas autoimpuestas y comenzarán las emociones. Ahora como en 1927, para desear feliz travesía al mejor embajador de Cádiz.

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