Opinión
De médicos
En el verano son frecuentes los consejos para disfrutarlo con salud
En el verano son frecuentes los consejos para disfrutarlo con salud. Así que con ocasión del estreno del estío, de la reciente ceremonia de graduación de la última promoción de médicos y del, también reciente, anuncio del SAS de las contrataciones para la ... época estival, quizá sea buen momento para reflexionar sobre el futuro de la sanidad más allá de cuando cerremos las sombrillas. Aunque es reconfortante saber que los centros de salud mantendrán su horario habitual y que se incrementará significativamente el número de contratos, medidas que nos aseguran un verano tranquilo, va siendo hora de que nos planteemos como poner remedio a los problemas estructurales en recursos humanos que tiene el sistema sanitario español.
Por supuesto que las infraestructuras son importantes, y ya hablaremos del futuro hospital de Cádiz, pero si las inversiones son cruciales más lo son los profesionales sanitarios. En los próximos diez años se jubilará la generación del baby boom, alrededor de 70.000 médicos, y según los datos de la OMC para entonces tendremos un déficit de 15.000 especialistas con respecto a la situación actual; y eso que, obviamente, las necesidades sanitarias dentro de 10 años serán mayores, entre otras muchas cosas porque los españoles para entonces seremos mucho más viejos. Una de las soluciones pasa por formar médicos en número suficiente para sustituir a los que se jubilan, aunque parece que el ritmo actual de producción de especialistas no alcanza para ello por lo que asegurar la disponibilidad de más plazas formativas resultará clave en el futuro próximo.
Existe, además, un evidente desajuste entre los médicos que salen de las aulas y el número de plazas MIR. Este año han sido 6.797 las plazas ofertadas y unos 15.500 los médicos aspirantes, por lo que alrededor de 8.700 se quedan fuera de hacer la especialidad. Los excluidos podrán ejercer «bajo supervisión» o trabajar en la privada pero se supone que la sanidad pública es la joya de la corona y así debe seguir siendo. La formación de un médico merece una somera reflexión. Empieza en 1º de Medicina y termina con el último año de especialidad, en total unos 10-11 años. Pero, aunque esta formación se lleva a cabo en los mismos espacios y bajo la enseñanza de los mismos profesionales, de la primera mitad de la carrera se encarga la Universidad y de la segunda, el Sistema Sanitario, aunque parece que la coordinación entre Educación y Sanidad para asegurar esa continuidad formativa deja bastante que desear. Por no hablar del déficit de profesores clínicos universitarios encargados de formar a los que habrán de sustituirles, lo que no es de extrañar cuando la labor asistencial apenas tiene valor para acceder a plazas de profesor, o cuando a un MIR, cuya primera obligación es formarse como especialista, se le exige para hacer la Tesis, requisito para ser Profesor, el mismo tiempo que a aquellos otros universitarios dedicados a sus tesis a tiempo completo. Así que resulta evidente que lo que falla no son los programas formativos ni los profesionales, sino la actual estructura organizativa en la formación médica. Llega el momento pues de abordar, sin miedos, cambios en esa organización, porque lo importante, en definitiva, son los pacientes.