Ignacio Moreno Bustamante
Mayoría absoluta de tontos de remate
Datos objetivos. No manipulables. Durante veinte años, dos décadas, cuatro lustros, Teófila Martínez arrasó literalmente en las urnas
Datos objetivos. No manipulables. Durante veinte años, dos décadas, cuatro lustros, Teófila Martínez arrasó literalmente en las urnas. Ganó de calle a un PSOE que lo intentó con candidatos de todos los colores. Desde Fermín Moral a Fran González, pasando por María de la O Jiménez, Rafael Román o Marta Meléndez. Todos cayeron con estrépito. Las mayorías absolutas fueron aplastantes. En tres elecciones, las de 1995, 1999 y 2003, obtuvo más del doble de votos de los que hoy tiene el actual alcalde. Son matemáticas. No hay debate sobre esto. Dos más dos, ya sabe. Esas cifras se tradujeron –y aquí ya sí entra un componente más subjetivo que cada cual interpretará como desee– en años de progreso, avance. Cádiz mejoró de forma evidente. Sobre todo desde un punto de vista urbanístico, la mayor competencia de un Ayuntamiento.
Sin embargo ahora, 20 años, un soterramiento, un estadio, un puente, dos castillos recuperados, numerosos espacios culturales... después, resulta que es el demonio con peluca rubia. Desde las tablas del Falla hay quien echa espuma por la boca. Todos aseguran que nunca la votaron, que ellos ya sabían que era una déspota, una intransigente, una dictadora, una facha, una inepta y hasta una corrupta.
¿Y quién la votó entonces? Es obvio que los gaditanos que lo hicieron son tontos de remate. Y que los autores que a toro pasado lo denuncian desde ese rencor acomplejado tan habitual en Podemos son muy listos. Unos visionarios. Los adalides de la libertad. Los faros que iluminan nuestro torpe caminar.
No se trata de defender a Teófila Martínez. No se equivoquen. Bien está que haya habido un cambio. Después de tanto tiempo, en cualquier democracia, conviene aire nuevo. Sea Podemos, PSOE o quien quiera que decidieran los gaditanos allá por mayo. Se trata de ser justos con nosotros mismos. Y de no caer en el ridículo con el rollo de que quien vota a Podemos es ‘gente’ y quien no es ‘casta’. O un facha. El PP obtuvo 22.004 votos hace siete meses. Atendiendo a los razonamientos de los iluminados, en Cádiz hay 22.004 fachas que viven como marqueses en villas de lujo con piscina, pista de tenis y garaje propio. En el centro y sobre todo en extramuros, donde ya se sabe que la riqueza abunda. El nivel de vida sólo es comparable al de La Moraleja madrileña o al de Sotogrande. Y por supuesto, los 18.277 que se decidieron por Podemos malviven hacinados en pisitos apuntalados y con sus niños llorando por la noche a causa del hambre. Esta es la caricatura que Podemos está queriendo pintar de Cádiz. Tan absurda que resulta sonrojante. Pero en esas estamos.