Un año más de Concurso gigante

El certamen de Carnaval de Cádiz de 2020 abre en la jornada de hoy su plazo de inscripción

Por más que trate de promoverlo como fuente de cultura, incluso como pequeña industria, por más que trate de impulsar un museo que nunca arranca, para este equipo de Gobierno, el Carnaval es el Concurso del Falla que hoy abre su ... plazo de inscripción. Su organización y su control es una obsesión para el Gobierno municipal y ni se ha molestado en ocultarlo en los cuatro años largos que han pasado desde que llegó al bastón de mando. Quizás por la notable trayectoria como comparsista del alcalde, quizás por contar con ciertos apoyos en el colectivo de las agrupaciones que concursan –que se suman a todas sus presuntas cruzadas ideológicas sin más argumento que la adoración al líder–, el ejecutivo local ha insistido en varias ocasiones en hacerse con el control de la fiesta mayor de la ciudad. Por simbólica y reconocida que sea, por eco que tenga, no deja de ser una fiesta, una celebración, ocio, tradición y artesanía. Es decir, dista de ser una prioridad vital de cualquier gestión sensata. Aún así, en su primer mandato, ha tratado de hacerse varias veces, con insistencia y perseverancia, con el mando de la organización de la fiesta. Que sea un espectáculo y un punto de encuentro para miles de aficionados, gaditanos y de la provincia, de Andalucía o de cualquier lugar no le frena. Podemos-Adelante quiere que sea el Carnaval que ellos quieren aunque siempre suplanten su voluntad como la de «la gente», «el pueblo» o «los que hacen la fiesta». Lo peor es que el Concurso del Falla, la fiesta en general, funciona con gran éxito y cuando se trataba de cambiarla se hacía por un presunto ajuste de cuentas con un pasado que siempre les parece corrupto y viciado.

Para la edición del próximo enero, el Ayuntamiento presenta como novedad que la elección del presidente y el secretario del jurado dependa del Consejo Rector. Por lo demás, algo tan rompedor como que los cabeza de serie no estarán obligados a actuar en último lugar. Es decir, el Concurso del Falla va a ser lo mismo que en los últimos años, un gigantesco aparato de propaganda que ensalza al alcalde y renuncia a cuestionar el poder establecido. La organización juega con la ventaja de que cuando se alce el telón, dentro de poco más de dos meses, reinarán las falsetas, los pasodobles, los cuplés, los forillos, la sátira, los piropos, los tangos, las parodias... En definitiva, el Carnaval.

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