Adolfo Vigo
Marty McKichy y el reloj del Ayuntamiento
La ciudad se despertó con la noticia de que el reloj de la torre del Ayuntamiento había salido ardiendo y nadie sabía cómo se había producido
La ciudad se despertó con la noticia de que el reloj de la torre del Ayuntamiento había salido ardiendo y nadie sabía cómo se había producido. ¿Nadie? En su despacho el alcalde Marty McKichy se ponía sus tenis grises que se ajustaban solas, mientras guardaba en un armario su patín volador y se recuperaba de los dos días que se había llevado viajando en el tiempo montado en su DeLorean.
Marty McKichy había viajado en el tiempo. Había vuelto a mayo del año pasado intentando modificar la historia y conseguir que su pareja mejorara las relaciones con Susana Díaz a la hora de la investidura de esta como Presidenta de la Junta de Andalucía, a ver si de esa forma Fran González se animaba en la actualidad a llegar a algún acuerdo de gobernabilidad con él en nuestro ayuntamiento.
Está claro, que de todo lo dicho anteriormente, solo es cierto la escapada del alcalde de nuestra ciudad y el fuego en el reloj del ayuntamiento. Pero no es menos cierto, que el accidente del reloj de la casa consistorial es una clara representación de lo que pasa en nuestro ayuntamiento. El tiempo se ha parado en nuestra ciudad, y el grupo de gobierno actual es incapaz de poner en marcha el ‘reloj’ de esta ciudad, enfrascado más en gobernar para unos pocos, los de su ideario, que en mirar por el bien común de todos sus conciudadanos, sean de la opinión política, credo o pensamiento.
Un claro ejemplo de esta confusión entre partido político y gobierno local es la ausencia de nuestro alcalde en el acto de recepción de los Reyes Magos en el salón de Plenos del ayuntamiento. Si en su ideario abogan por una administración laica, no es menos cierto que como alcalde debe de representar a todos los ciudadanos, a los laicos, a los cristianos, a los musulmanes, etc. Sin embargo, el alcalde prefirió tomarse unos días libre y no asumir su obligación de estar allí recibiendo a Sus Majestades, poniendo en peligro también unas ayudas económicas de Europa, aunque desde el Gabinete de Prensa se nos contara que estaba enfermo, y sin embargo, se le hiciera una foto ese día en un avión en el aeropuerto de Sevilla.
Mientras, en esta bendita tierra nos enfrentamos a una difícil situación, en la que el alcalde y sus concejales son incapaces de hacer frente al día a día de las necesidades de esta población. Se empeñan en enfrascarse en políticas populistas que no populares y el tiempo pasa inexorablemente. Se enfrascan en plantear cuestiones que por el propio sentido común se encuentran con la oposición del resto de los partidos políticos que conforman el arco municipal.
En la actualidad, la ciudad entera ha experimentado un viaje en el tiempo. Ha dado un salto hacia el pasado, viendo como «pasitos» ganados por el anterior equipo de gobierno se desvanecen poco a poco entre nuestras manos como si la historia se estuviera reescribiendo. En lo único que se están centrando es en intentar borrar de la historia reciente de nuestra ciudad todo lo que recuerde al pasado popular. Sin ir más lejos, se han esforzado en eliminar monumentos, actos y eventos de la época anterior sin importarles el parecer del pueblo, sumidos únicamente en ese viaje al pasado de la memoria historia.
Lo cierto es que esta ciudad parece que, poco a poco, está viajando en el tiempo, como diría aquella chirigota del Selu, «dando pasitos p´atrás».