OPINIÓN
Martín Vila, valiente concejal
La gestión del tráfico en Cádiz capital, históricamente caótica, está llegando a límites inaceptables
Lo que nos faltaba por oír. El concejal de Urbanismo, Movilidad, Servicios Municipales, Memoria Democrática y hasta del Cementerio –¿no estaba cerrado?– del Ilustre Ayuntamiento de Cádiz, el gran Martín Vila, se califica a sí mismo como un «valiente» por, atención, atención, ¡haber puesto en ... marcha dos obras a la vez en la ciudad! A saber, el carril bici y un tramo de las bandas de rodadura del Campo del Sur. Ya sabe, esos carriles de asfalto que evitan que vayas dando botes en el coche desde la Cárcel Vieja hasta la Alameda a causa de los adoquines. Adelante mis valientes, que viene Martín Vila. Ojo que este señor no conoce límites. Cualquier día se lía la manta a la cabeza y arregla cuatro bordillos al mismo tiempo. Qué digo cuatro. ¡Seis! Y es que cuando se pone, se pone. No se detiene ante nada ni ante nadie si se trata de trabajar por Cádiz. Nada de pamplinas como un parking subterráneo. O un estadio de fútbol. O un soterramiento. O un puente. Eso son obras menores. Las bandas de rodadura y el carril bici. ¡A la vez! No se recuerda un servidor público tan valiente desde los emperadores romanos, que empezaron a construir calzadas y cuando se dieron cuenta, habían creado un Imperio.
Martín Vila se está descubriendo como el político más inepto de todo el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Cádiz, y eso que el nivel es paupérrimo. Otro día hablaremos de un tal José Ramón Páez, responsable de Deportes, otra de las actividades que van a conseguir cargarse por su pésima gestión. Pero sin duda los dos grandes problemas de la ciudad a día de hoy, al menos de los que tiene competencia el Gobierno municipal, son la limpieza y el tráfico. Y ambos son una auténtico caos. Si se da una vuelta paseando a pie, comprobará lo primero. Si lo hace en algún vehículo, privado o público, confirmará lo segundo. La falta de limpieza es sencillamente antihigiénica. Y el caos circulatorio, fundamentalmente en el centro, desesperante. Un caos que no es nuevo, es crónico desde hace décadas. Pero que el valiente Martín Vila ha logrado empeorar con su pésima gestión. Y lo peor es que encima se permite decir a los usuarios cómo deben moverse por la ciudad. Tú en patinete. Tú en bicicleta. Tú en autobús. Yo en coche oficial. Y para colmo culpa a los usuarios por «hacer colas en la puerta de los parkings cuando están completos» y les acusa de no respetar las normas de circulación. Tal como lo leen.
De verdad, el nivel de ridiculez que alcanza este Ayuntamiento ya sólo puede provocar risa. Muchas veces no queda otra que tomárnoslo así, pues nos tenemos por delante mínimo cuatro años más de despropósitos.