Marlaska y su bandera

Sin embargo, llegado el momento es la izquierda la que se apropia de la bandera de ciertos colectivos como si únicamente ellos pudieran enarbolarlas, en una pretendida exclusividad únicamente otorgada por su pensamiento de izquierdas. Esto es lo que recientemente ha pasado con el orgullo gay. El PSOE junto a Podemos se han hecho abanderados de dicho orgullo, sin permitir a los partidos de centro derecha y de derecha obtener la más mínima representación en la manifestación arco iris de este año, siendo éstos objeto de las iras incontroladas de aquellos mismos que piden respeto.

En ese sentido, las palabras del Ministro del Interior en funciones, Grande Marlaska, no dejan sino patente ese el hecho de que este señor se erigió en la manifestación como el vocero de la intolerancia, de la discriminación, al señalar públicamente a los representantes de Ciudadanos que allí se concentraban para la celebración de la fiesta como el blanco fácil de los intentos de agresiones, insultos y vejaciones de todo tipo de los exacerbados que hicieron del momento la más retrógrada expresión de lo que la intolerancia puede llegar a hacer.

Si hace unos años, el malogrado Pedro Zerolo decía aquella frase «en su modelo de sociedad no quepo yo, en el mío sí cabe usted» como muestra de tolerancia y de convivencia entre todos, Marlaska hizo todo lo contrario, dibujando una diana de odio en cada miembro de Ciudadanos que allí se concentró y cerrando las puertas a un modelo de convivencia a quien no piense como él y los suyos.

Es curioso que en dicha manifestación se vieran banderas arco iris con el emblema de la hoz y el martillo o representantes de los colectivos LGTBI+ y manifestantes con camisetas del Che Guevara, el cual ayudó a montar el primer campo de concentración cubano para homosexuales bajo el lema «El trabajo los hará hombres» y que consideraba a los homosexuales como pervertidos sexuales.

Quién ha visto y quién ve al anterior magistrado, aquel que tenía que tener al principio de igualdad como uno de los garantes de su trabajo, hoy en día se encuentra vendido a una política discriminatoria y excluyente de todo aquel que no tiene el mismo pensamiento que los suyos y los de su partido. Todo esto con independencia de verlo ocupando una cartera tan importante como la de Interior en un Gobierno socialista apoyado, respaldado y, por qué no decirlo, chantajeado por los representantes políticos de ETA para conseguir los votos necesarios para mantenerse en el poder. Un poder obtenido a costa de quien sea y de lo que sea, aunque se tenga que firmar pactos con aquellos que tienen las manos manchadas de sangre socialista entre otras.

Al final, resulta que los que se apropian de las banderas, de las ideas, son aquellos que denuncian la apropiación de la enseña nacional por parte de la derecha, es decir, la izquierda española valiéndose en gran parte de la ausencia de conocimientos de historia de los que de verdad tendrían que salir a disfrutar de la fiesta sin ideologías políticas y sin poner limites a los que quieran participar.