Manuel López Sampalo
El veranillo de Sampalo
Un curso intensivo de buceo en la Riviera Maya. Explorar las Azores y conocer la isla de Pico. Nadar con leones marinos en el Uruguay. Una ruta por los castillos de Escocia
Las vacaciones de verano son un momento excepcional para vivir experiencias únicas y aprovechar para tachar planes, por realizados, de tu lista de ‘must’:
Un mes en Cork, Irlanda, para perfeccionar tu inglés de academia. Una ruta por los castillos de Escocia o quizás por ... los del Loira francés. Un viaje experimental al sudeste asiático. Un safari por Kenia. Una escapada a New York y Washington. Un curso intensivo de buceo en la Riviera Maya. Explorar las Azores y conocer la isla de Pico. Nadar con leones marinos en el Uruguay. Empaparse de la cultura aborigen en el suroeste de Australia. Volver a hacer el Camino de Santiago. Una Vespa y a descubrir calas perdidas de arena albina en Menorca. Un crucero por los fiordos noruegos. Enraizarse de fiesta en fiesta en la España rural o vaciada (sic). Un concierto de Julio Iglesias en el Starlite de Marbella. Vivir por diez días el sueño comunista en La Habana.
Tomar clases de windsurf en Valdevaqueros. Llevar a los críos a Eurodisney (Orlando). Leer por fin ‘Guerra y Paz’ o, si se tercia, atreverse con los ensayos de Montaigne. Apuntarse a un ciclo de cine afgano en Lavapiés o a unos cursos de verano en la UIMP. Solamente pasear por la orilla de las playas de Huelva y desconectar. Iniciarse en el milenario arte del yoga. Retirarse unos días a la introspección en un convento de Castilla. Redescubrir Madrid en agosto. Atreverse de una vez por todas a escribir la novela. Seguir al Barça en su gira de pretemporada. Enamorarse en Sancti Petri de alguna musilla vasca. Viajar a Islandia en busca de las localizaciones de tu serie favorita. Un revisionado crítico de la filmografía de Fellini y de Passolini.
Dos semanas aprendiendo a cocinar en el Basque Culinary Center. Rematarte el flequillo y la coronilla en Estambul y, de paso, visitar Santa Sofía. Un retiro naturista en La Alpujarra: ¡viva el ‘rewilding’! Regalarte unos días para ti mismo. Poner en práctica tu francés tomando el vermú en Comillas. Y tu griego en Mikonos. Abrirte una cuenta de Instagram sólo para subir tus coloreadas fotos del viaje a Italia. Redecorar el piso de la playa. Subir, quién dijo miedo, un ocho mil. Reencontrarte con la obra de Roi Lichtenstein en el MoMa.»
Todo esto me comentó mi primo Borjita el pasado jueves en una comida familiar. Borjita, sí, el que trabaja en una Big Four, se emociona en Colón, conduce un Evoque y que por Navidad, Spotify dice que sus artistas más escuchados son Melocos y Taburete.
Yo, perdonen la grosería, tras escucharlo con más paciencia que Luis Enrique con Morata le respondí con un escueto, castizo y profundo «¡te-quiar-caraho, papafrita!», mientras pensaba relamiéndome en el glorioso veranillo que me esperaba: Sofá, Cruzcampo, tele, ventilador, Tour de Francia, Eurocopa, Juegos Olímpicos y Vuelta a España. Anda y que le den por la retambufa a Thaití, que donde se ponga un buen ‘tocotocotó’ del helicóptero de la Grande Voucle a las tres de la tarde…