Manuel López Sampalo
Sostiene Peláez
Literal y litoralmente me quedo sin arena que pisar cuando acabo Cortadura y en Camposoto me detiene un cártel que dice «¡Peligro! Campo de tiro
Si ya es difícil escribir una columna diaria, figúrense una semanal o, peor aún, ¡una mensual! Si tienes una oportunidad debes ser excelente; si tienes cinco, en cuatro se te permite ser mediocre, siempre que brilles en una. Sostiene Peláez que si sólo te enfrentas ... a un texto a la semana hay que afinar muchísimo y que, además, los temas se te agolpan y se forma el efecto ‘carta de restaurante coreano’: o sea, una lista amplísima de platos/temas a elegir que no controlas. Al final acabas pidiendo/escribiendo lo mismo que el de enfrente. Es ahí donde Jabois aplica su fórmula, que es coger la noticia del día o de la semana y darle treinta vueltas hasta marearte y verla desde un punto de vista original.
En estas jornadas cabría hablar de las indulgentes intenciones del gobierno con los presos procesistas, pero el indulto es un tema que me aburre soberanamente salvo que el perdonado reciba el nombre de Cobradiezmos, Gastasuelas o Carasucia. Descarté también el asunto de la emigración del Anís del Mono de Cataluña a El Puerto -un Cristian Campos de libro-, porque mis vínculos sentimentales con el Machaco de Rute me impiden dedicarle un artículo al hasta ahora conocido como Chulo de Badalona. Y también, qué caray, porque se me adelantó un tal Antonio Burgos. Fútbol aparte, sólo me quedaba un tema: Ana Iris Simón.
¿Pero qué voy a decir yo de esta chica si ya Rafa Latorre, Jorge Bustos, Juan Soto Ivars, Antonio Maestre, Luz Sánchez-Mellado, Daniel Bernabé, Irene Freedom, Lorena G. Maldonado y Víctor Lenore, por citar algunos columnistas, han escrito de ella? Pese a haberme releído su libro ‘Feria’ -que se podría haber llamado ‘Fiesta’ o ‘Patria’ si Hemingway y Aramburu no lo hubiesen patentado- y haber reescuchado veinte podcast en los que hablaba su autora, sólo he llegado a una conclusión: el 96% de los que han opinado, a favor o en contra, del discurso que dio ante Sánchez & cía. no han leído una página de ‘Feria’. En tal caso, iría ya por la 27ª edición. Si yo fuera su paisano Paquiño Correal diría que se trata de una autora palindrómica: nacida, como el menda, en el año 1991 y de nombre Ana. Ana, 1991, Ana. Iris al revés es Siri, en fin.
Aunque Nieto afirme que la suya es rubia y de Bilbao, Sostiene Peláez, también, que la auténtica musa del columnista es la ‘deadline’ o el plazo de entrega. Pero claro, eso lo suelta el muy cuco un lunes, y acto seguido te dice que ya está escrito para el miércoles y para el viernes. Se lo hace encima: la escritura, digo. Yo debo andar estreñido y de ahí mi tartamudez escritora. Intento ponerle coto a mi ‘mal de Sampalo’: me voy a andar a la playa y me prometo no volver a casa hasta que no tenga escrito mentalmente el próximo premio Mariano de Cavia. Literal y litoralmente me quedo sin arena que pisar cuando acabo Cortadura y en Camposoto me detiene un cártel que dice «¡Peligro! Campo de tiro. Prohibido el paso» El coto al final me lo han puesto a mí.
Ya he sobrepasado dos minutos el dichoso plazo de entrega de la columna, y ni siquiera hay un Sergio Ramos que suba a remontarme esto de un testarazo, porque Luis Enrique, ay, no lo ha convocado. Juro que para la próxima le digo a Peláez que se deje de (ton)teorías y me sostenga el cubata que se va a enterar la Dearlain esa: ni musillas ni hostias.
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