Manuel López Sampalo

Un socialista como Dios manda

Se sentía traicionado, asqueado, decepcionado y, sobre todo, triste, profundamente triste

Carlos Cano

Manuel López Sampalo

Bebió un chupito de antiemético para contener el vómito y se fue a la cama. Se sentía traicionado, asqueado, decepcionado y, sobre todo, triste, profundamente triste. Apenas le echó cuentas a la voz de Joserra que brotaba del transistor. Durmió fatal entre pesadillas y recuerdos ... enterrados: «¡Con Bildu no!» se repetía entre sudores, «¡Con Bildu no!» A los maitines del muecín Herrera ya llevaba un rato en planta; ni siquiera una segunda copilla de anís seco «Machaco de Rute» le calmó el pulso; por el contrario, los temblores fueron a más y se sintió mareado. Un rejonazo en el pecho fue el aviso definitivo de que lo más sensato era tomar un taxi hasta el Virgen Macarena: entró en Urgencias por su pie y salió a los cuatro días con su tercer baipás coronario.

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