Manuel López Sampalo
No me gusta cómo sale ‘usté’ a la playa
Es llamativo el contraste de un alcalde que en cuestión de horas y de metros se manifiesta junto a unos currelantes –Airbus– y se enfrenta a otros –Policía Local–
José Mari González, como Bertín Osborne, goza del don de la ubicuidad. Y no es porque ambos hayan echado cuerpo. Si al presentador de las derechas lo vimos el miércoles compadreando con Joaquín y con Juanma Moreno y el jueves con Díaz Ayuso, al alcalde ... de Cádiz se le retrató el pasado día detrás de una pancarta por la mañana y frente a otra al mediodía. El polo blanco –bueno para el calor, malo para las gorduras– ‘Álvaro Moreno’ que lucía Kichi no da lugar a dudas de que entre manifa y manifa no pasó si quiera por casa. Y hablando de hogares, sería impagable un programa de ‘Mi casa es la tuya’ en el que el tito Bertín visitara al regidor en su pisito de currela de La Viña. «Ojú, José Mari, esto lo tienes apuntalao que es gloria».
Pero quería yo hablar del nuevo conflicto del Ayuntamiento de Cádiz con la Policía Local. Es llamativo el contraste de un alcalde que en cuestión de horas y de metros se manifiesta junto a unos currelantes –Airbus– y se enfrenta a otros –Policía Local–. Cierto es que las reivindicaciones de los del sector aeroespacial son más urgentes y serias, de aquí a Torregorda, que la de los maderos con su voluntariedad playera y su quítame allá esos 700.000 euros. Aunque no por la menor importancia de sus protestas dejan de ser legítimas y procedentes de trabajadores gaditanos. De ser al revés, es probable que el Gobierno municipal hubiese priorizado también a los ‘airbusinos’, porque es evidente que en los círculos de los que proceden Kichi y compañía existe un prejuicio contra las fuerzas del orden: ‘ACAB’.
No es menos cierto que desde la policía y sus sindicatos, que tienden hacia un patrioterismo nervioso, se mira con recelo a ‘la panda de rojos’ que ‘okupa’ (sic) San Juan de Dios. No quiera Dios, por cierto, que trascienda ningún chat de Whatsapp de los locales gaditanos ni de los gobernantes municipales. Se pondrán bonitos recíprocamente.
En definitiva, Ayuntamiento y Policía Local están abocados a no entenderse. Podría el alcalde, en el módulo central de La Victoria, haberles cantado a sus ‘compañeros’ de la porrita aquél pasodoble de ‘Los Príncipes’ de J. C. Aragón que dice que «No me gusta cómo sale usted a la calle,/ no me gusta su uniforme porque tiene tres o cuatro mil detalles/ que lo hacen que se sienta más chuleta y más valiente/ y que lo trate la gente como a una autoridad». En vista de que no se va a llegar a un acuerdo, debería ir pensando el consistorio en alternativas para mantener el orden y seguridad en las playas.
Podrían darle, por ejemplo, unos polos y unas gorrillas blancas a los pimpis de Cádiz, o sea, al Cascana y sus cascanitas, para que fungieran de vigilantes de la playa como el pasado verano hicieron las parejitas orilleras contratadas por la Junta. Mejor me parece la opción de equipar con cachiporra a los vendedores ambulantes y que además de Cruzcampo y Cortijo del Olivar repartan zurrapa al que se exceda en la arena.
Pero qué leches, donde se ponga una buena Mari que se quite hasta la Legión. A esa auténtica María de playa, que tan bien retrató El Selu, no se le escapa una. «Tú, la mascarilla», «niño, metete la pelotita por ahí», «cúchame, como te vaya pa lo hondo te caneo», «el perrito te lo lleva al campo, shoshete», «¡Bingo!».
Posdata: Se me olvidaba que una de las últimas coplas que dejó escritas el Capitán Veneno, esta vez para ‘El Chele Vara’, decía sobre la policía, no sin cierta ironía, que «estaba a favor de firmar el acuerdo/ pa que le suban los sueldos/ porque es necesario». Que tome nota Kichi.