Manuel López Sampalo
Iker y Sara: España se va a pique
Allende lo deportivo y lo político, la vida atacó a Iker&Sara por donde más duele: la salud
De haber sido una película de Disney o una americanada, la cosa hubiera acabado con el beso; si acaso una elipsis temporal en la que aparezcan jugando con los niños en el jardín en una estampa idílica propia de folleto de Testigos de Jehová. Y ... colorín colorado y comieron perdices y tal y cual. Pero hablamos de la puta vida, y después del feliz ‘the end’ hay un punto y seguido en el que suele pasar que a una se le atraganta el perdigón y a otro se le indigesta la carne del gaznate del pajarraco y pasa la velada postrado ante el señor Roca echando los higadillos. Esta es la historia de los Casillas-Carbonero , o sea, la historia de cómo nuestro país se fue yendo al carajo en una década (2010-20): síganme.
Vayamos a esa noche en que fuimos los más felices: 11 de julio de 2010. España gana el Mundial en Sudáfrica y el capitán, uno de los héroes del torneo --del penal a Paraguay a la pierna a Robben--, se funde en un beso ‘prime time’ con la bellísima reportera, un embelesado y tierno «oóohhh» se escucha de Soweto a la punta de Estaca de Bares pasando por El Barraco (Ávila). Los futuros reyes, guapos y jóvenes, aplauden El Beso en primera línea y sujetan las velas que iluminan a Iker y Sara. Los españoles, todos, de Batasuna a la Falange sin olvidar a los guanches de Caracas ni a los bubis guineanos, nos echamos a la calle con banderas gualdigranas y sin complejos. Nos abrazamos. En el INE queda registrado el boom demográfico de la primavera de 2011. Una buena noche la tiene cualquiera.
A partir de ese Mulhacén emocional todo fue caer: tanto para la pareja como para el país. Quién iba a decir que al reconocido como mejor portero del Mundial por la FIFA lo iba a sentar en el banco uno de Lugo que venía de ser suplente en el Sevilla. De El Santo a El Topo en un santiamén por culpa de un atrabiliario hijo de… Estoril al que se le atravesó el guarda redes mostoleño. Luego vino el ‘exilio’ luso, a Oporto --curioso y mouriñista destino--, tras tres lustros como primer portero del Madrid, el tiempo que pasó entre la novena y la décima Champions. Coincidió esta marcha con la de su amigo Juan Carlos I, con la podemización --con metástasis-- de la política nacional, con la huida hacia delante del independentismo catalán --la cuarta guerra carlista-- y con la fumata que anunciaba a un Papa montonero. Y aún preguntan en qué momento se jodió El Perú, Zabalita.
Allende lo deportivo y lo político, la vida atacó a Iker&Sara por donde más duele: la salud. Al sustillo cardíaco o al jamacuco del Santo --por decirlo con Nieto Jurado-- se le amontonó como un terremoto sobre otro el bicho en los santos ovarios de La Carbonero. A La Roja la iban despachando por San Juan de los mundiales, fallecía Juan Carlos Aragón, se nos divorciaba el tito Bertín y un tal Sánchez okupaba La Moncloa. Pero como ya saben que todo es susceptible de tal, no hace falta que les diga que el descabello lo dio la cosa-19. Así pasamos de El Beso a la partida de parchís digital.
Y ahora querrán que les cierre esto con un «y comieron perdices», pero ya está la cosa jodida como para encima ganarse una denuncia de una asociación animalista. Así que elijan ustedes el broche que más les guste: «y se comieron un plato de humus con quinoa».