La manipulación democrática

No hay democracia sin Constitución. No hay Constitución si las normas que la informan no se cumplen. La ley es la expresión de la voluntad popular, que radica en la soberanía nacional, de la que emanan todos los poderes del Estado. La conducta esgrimida desde hace tiempo por muchos políticos catalanes, abanderando las instituciones del territorio autonómico es manifiestamente golpista. La ausencia de violencia física, no desmerece el calificativo. Siendo su objetivo la ruptura del orden constitucional, la consecuencia inmediata es la creación de otro por la vía de los hechos y de la ilegalidad ya expresada por el Tribunal Constitucional.

Los acontecimientos golpistas en nuestra nación durante los siglos XIX y XX, se han producido en momentos de desestabilización y profundas crisis políticas y económicas. Y los independentistas catalanes, que conocen la historia a su manera, incluso la manipulan a su antojo cuando les interesa, una mayoría de sus dirigentes son licenciados en historia, saben que están engendrando desestabilización. Ya lo intentaron en dos ocasiones. La Sublevación de Cataluña o Guerra de los Segadores (1640-1652) tuvo como efecto la Paz de los Pirineos, firmada entre la Monarquía hispánica y el Rey Francia, pasando el condado del Rosellón y la mitad de la Cerdaña, hasta entonces partes integrantes del principado de Cataluña y por lo tanto territorio de la monarquía española, a soberanía francesa. En 1641 Pau Claris había proclamado la República de Cataluña. A la semana siguiente de ello, ante la entrada de las tropas de Felipe IV, Rey de España en Barcelona, el muy republicano Claris, proclama al Rey de Francia, Luis XIII, Conde de Barcelona. Cuando se firmó la paz de los Pirineos, entre las dos reales potencias, España y Francia, ésta última retuvo parte del territorio que había pertenecido al principado y por ende a la Monarquía hispánica. La pérdida territorial solo es achacable a la estupidez del “republicano” y “valiente” Sr Claris. Supongo que en la Diada lo honraran como merece.

Con posterioridad, la pérdida de las colonias españolas y muy especialmente Cuba, provocó una profunda crisis identitaria, social, política y cultural en España. Constituyó un factor de desestabilización en todos los órdenes, clave de la aparición de nacionalismos contemporáneos en España como el vasco y el catalán. Aprovechan siempre la ocasión de debilidad del Estado. Son “muy astutos”. De ahí el apodo de “Astut” Mas (Arturito). Años después, en 1931, Luis Companys proclamó la Republica Catalana como Estado integrado en la Federación Ibérica. En 1934 Francisco Maciá proclama el "Estado Catalán" bajo la forma de una República Catalana. Este hecho, además de otros muchos que entonces se dieron, se encuadran dentro del movimiento insurreccional producido por la entrada de la CEDA en el gobierno de la República. Golpismo puro. Como tantos otros acontecimientos históricos que deben avergonzarnos como nación. Ahora, la crisis de 2007 y un ex Presidente del Gobierno de España que ha sido un gran desastre abrieron nuevamente la espita. Con independencia de que semánticamente el concepto de nación admita diversas interpretaciones, la nación como sujeto de la soberanía nacional no admite dudas de ningún tipo, en tanto vigente el artículo 2 Constitución Española: la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan todos los poderes del Estado. La Constitución nos salva de la barbarie y los proyectos separatistas lo son sin género de dudas. La constitución es la garantía del Estado democrático de Derecho. Su defensa es la defensa de nuestros derechos y libertades. Los de usted y los míos. Defendámoslo hasta la extenuación. Que los golpistas del nordeste no nos hagan hincar las rodillas y lamentarnos por los siglos de los siglos amén.