Ignacio Moreno Bustamante - OPINIÓN

MALOS TIEMPOS PARA EL PIROPO

El antónimo de misoginia es misandria. Odio a los hombres

Ignacio Moreno Bustamante

Bien sea por pudor, bien porque estas cosas o se hacen con arte y elegancia o mejor no hacerlas, servidor nunca ha sido muy de piropear alegremente. Hablo de las mujeres. Siempre me han llamado la atención aquellos que han sabido hacerlo con respeto, con admiración por ellas, de una forma natural y espontánea. Otra cosa no, pero en Cádiz hay muchísima gente agilísima de mente, capaz de –ante cualquier situación cotidiana–, soltar una gracia con la que no tienes más remedio que tirarte al suelo. Aún recuerdo cuando estaba en construcción el tanatorio que se encuentra frente al antiguo edificio de la redacción de este periódico, que quedó bautizado para siempre como el ‘Tanatorio de LA VOZ’. Cuando ya le daban los últimos retoques antes de su inauguración, un compañero mirando por la ventana, soltó en tono muy serio: «Qué bonito están dejando el tanatorio, chiquillo. Dan ganas de morirse».

Pues de eso mismo, aplicado al piropo, es de lo que les hablo. De gracia, de arte, de elogiar sin ofender. Cuando era pequeño, al pasar a diario por la puerta del Instituto Hidrográfico para coger el autobús del colegio junto a la Iglesia de San Severiano, me meaba de risa con los piropos que lanzaban los marineros a cuanta jovencita osaba pasar por la puerta mientras estaban de guardia. Nada de borderíos ni comentarios soeces. Todo fino y elegante. Y cuando la muchachita realmente no era muy agraciada, irónicamente divertido. No pasaba nada, por supuesto. La mayoría de las piropeadas se hacían las ofendidas, aunque difícilmente podían esconder una leve sonrisa en su rostro. La vida misma, naturalidad.

Pero resulta que ahora, no sé cuántos años millones de años después, vienen cuatro acomplejadas a hablarnos de heteropatriarcado y sandeces por el estilo. A estas alturas, discutir que la igualdad entre hombres y mujeres aún no está alcanzada pero ha avanzado una barbaridad, es sencillamente absurdo. Acusar a alguien de machista o misógino por decir que le gusta como viste las mallas del gimnasio una señorita es de idiotas. Sobre todo porque hay muchas señoritas que expresan sin pudor lo bien que lucen pectorales determinados hombres y nadie se hace el ofendido. El antónimo de misoginia es misandria. Odio a los hombres. En Cádiz y en España entera tenemos últimamente bastantes ejemplos de mujeres que odian a los hombres. El más claro ejemplo, precisamente, es el de la concejala del Área de Mujer, Ana Camelo. Exige como condición indispensable para dirigir la Fundación de la Mujer que quien lo haga no tenga pene. Sin más. Y su compañera María Romay la alienta. Y su alcalde, claro. Para no quedar mal. Para no quedar de machista. Y de lo que quedan es de lo que son, acomplejados. Y acomplejadas.

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