Opinión
Malnacidos
Dice el Diccionario que dicho término, referido a una persona, es sinónimo de «indeseable» y «despreciable». Pero ninguna de esas dos palabras tiene el hondo significado que el sabio Pueblo andaluz sabe darle al del encabezamiento
Dice el Diccionario que dicho término, referido a una persona, es sinónimo de «indeseable» y «despreciable». Pero ninguna de esas dos palabras tiene el hondo significado que el sabio Pueblo andaluz sabe darle al del encabezamiento.
Un Pueblo, el nuestro, feliz, optimista, risueño, que sabe ... celebrar la vida, que ríe en las fiestas y en los bailes, que llena de color y música los rincones de la miseria -interna y externa- y deja en su casa el dolor para quitarte el tuyo arrancándote una sonrisa.
Un Pueblo hospitalario. Que te abre las puertas de su casa, divide bíblicamente el pan y el vino para atender a desconocidos, te acompaña hasta tu destino y se queda contigo el tiempo suficiente para asegurarse de que te encuentras como en tu casa. Y terminas encontrándote mejor que allí. Y te quedas aquí.
Un Pueblo trabajador. Que curra durante meses a 40 grados mientras en otros lugares se dan de baja por estrés térmico cuando el termómetro alcanza los 27. Que ha nutrido las fábricas del Norte y engrosado la economía de quienes hoy serían más humildes y prudentes si solo la cuarta parte de todo el dinero invertido en mimarlos se hubiera destinado a acariciar nuestra tierra.
Un Pueblo sensible y solidario. Y poco humilde en la demostración de ambos aspectos. Y esa falta de humildad es una virtud, porque la empatía y la solidaridad con quienes la necesitan debe mostrarse, pregonarse y multiplicarse.
Un Pueblo antiguo. Que comerciaba con civilizaciones mediterráneas cuando otros se bañaban en su orina; que adquiría ciudadanía romana cuando otros se comunicaban golpeando tambores de esparto y piel de oveja; y que coloquiaba diariamente en el hamman al mismo tiempo que en otras latitudes aguardaban al Año Nuevo para lavarse la cabellera.
Un Pueblo Justo. Que denuncia, persigue y acorrala al maltratador y donde resulta difícil al criminal encontrar refugio porque a su propia familia le humilla y hiere constatar que uno de sus frutos se haya podrido.
Un Pueblo valiente. Que se enfrenta a la maldad, la cobardía y la tiranía a cara y cuerpo descubierto; y que en lugar de reaccionar salvajemente ante la vileza solo responde con más nobleza.
Un pueblo pacífico y paciente. Que ha visto como se le ha destrozado la vida a dos mil doscientos de sus hijos, entre víctimas y familiares, según manifestó en su momento al ABC de Sevilla el presidente de la Asociación Andaluza de Víctimas del Terrorismo.
Un Pueblo que no puede comprender ni aceptar que ningún lugar de la Tierra pueda ser habitado por gente tan enferma que jalee y encumbre a un miserable y cobarde asesino de inocentes.
Porque éste Pueblo puede presumir de ser Biennacido.
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