OPINION

Los males del Concurso II: La autocensura

En este colectivo hay muchos letristas que se autocensuran por miedo a ofender a la izquierda radical o por ideología propia

Tras la columna de la semana pasada en la que me aventuraba a calificar al dinero como uno de los males que azotan al concurso de carnaval, esta semana se lo dedico a la autocensura a la que se someten muchos autores de ... agrupaciones.

En este colectivo hay muchos letristas que se autocensuran por miedo a ofender a la izquierda radical o por ideología propia. Es curioso observar, o en este caso escuchar, como los temas sobre los que escriben los autores últimamente suelen ser de lo más light que nos podemos echar a la cara, o bien de auto complacencia. De cuatro años para acá, se escribe para agradar a un público determinado , a un colectivo social específico o, en el peor de los casos, a un partido político en concreto.

El carnaval, que durante muchos años fue una voz crítica con todo lo que nos afligía política o socialmente, se ha ‘apesebrado’ de tal manera que nunca canta contra la izquierda de esta ciudad o de nuestro país. Resulta muy curioso comprobar como cuatro años después que Teófila Martínez dejara la alcaldía de Cádiz se siguen escuchando referencias y cuartetas a ella y a su gobierno local pero aun no hemos escuchado ninguno sobre el casoplón de Iglesias en Galapagar o la condena judicial a Echenique por pagar a su asistente en negro.

No es que se critique por criticar, cosa que sí se ha hecho cuando gobernaba el Partido Popular, pero ¿de verdad que no hay nada que criticar de la gestión de Podemos durante cuatro años? No me puedo creer que no se pueda sacar una letra al estado de suciedad de la ciudad, de la aparición de ratas, de la falta de iniciativas en la ciudad. Recuerdo como durante muchos años se culpaba a la alcaldesa de la marcha de gaditanos de la ciudad en busca de trabajo, hoy día sigue ese exilio y ni siquiera se le ha dedicado ni una letra, ni una cuarteta.

«Si yo fuera algún día el alcalde, el alcalde de Cádiz, el que Cádiz requiere, si yo fuera algún día ese alcalde, el que hace cien años que Cádiz no tiene, llenaría de trabajo las manos de los gaditanos de nuestra bahía…», decía aquella letra de carnaval que hicieron suya desde Podemos. Pues a fecha de hoy, ese alcalde, el que Cádiz requería y que se hizo con el bastón de mando mediante un pacto de perdedores con el PSOE de la ciudad, no ha llenado las manos de trabajo de nadie ni ha llenado de pan las mesas de los gaditanos y, sin embargo, nadie le ha cantado una copla en el concurso echándole en cara tantas promesas incumplidas , tantas esperanzas frustradas, quizás por miedo a caer en desgracia en la formación morada.

La pluma de muchos autores se ha vuelta temerosa a la izquierda. Un miedo que antes no había, quizás porque antes no ocurría nada y hoy se teme que se tomen represalias si alguno «saca los pies del tiesto», si critica a los que venían con la bandera de la libertad. Es una vergüenza que las letras de muchas agrupaciones se hayan vendido a la morada vara de mando de San Juan de Dios a cambio de mantener un estatus en la ciudad.

Ciertamente, se echan de menos autores que saquen a sus agrupaciones a las tablas sin miedo a lo que van a cantar o a quien pueda afectar. Una pena.

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