El Apunte
La maldición de la fundación de la mujer
Las denuncias del anterior gerente reabren una larga trayectoria de sectarismo y polémicas inservibles
Por desgracia, una herramienta llamada a servir a uno de los sectores con más necesidades de la población (como dicen todas las estadísticas judiciales, económicas y sanitarias) parece abonada a la polémica permanente. La Fundación de la Mujer del Ayuntamiento de Cádiz sólo ha tenido ... resonancia en los últimos años por circunstancias, cuando no anécdotas, ajenas a las numerosas y graves necesidades del colectivo al que debe representar y auxiliar. El último es el relevo, por aparentes criterios políticos e incluso por una cuestión de género, del gerente democráticamente elegido. Antes, el ruido llegó por circunstancias igualmente ajenas a su finalidad teórica: unos cursos para mujeres desfavorecidas que incluían técnicas sexuales que no parecían ajustadas a la búsqueda de empleo; la eliminación del busto de una feminista histórica o los dos años de ausencia de esa figura del gerente que ahora parece haber sufrido una purga política. Poco más. Nada de la utilidad pública que se le supone, de su importante misión de apoyo a las mujeres, siempre marginadas en todos los colectivos, entre los marginados incluso. Siempre con necesidad de esforzarse mucho más para recibir mucho menos de la sociedad. Pero con todo ese trabajo por delante, lo que hay son miniescándalos, parálisis y sobreactuación.
La oposición se cansó en el anterior mandato de denunciar el «descontrol» y la «falta de transparencia» en este organismo autónomo. La respuesta ha sido la destitución de un gerente por mero afán ideológico, sin atender a las características técnicas del relevado y del puesto que ocupaba. Resulta lamentable que todas las decisiones que afectan a las distintas instituciones llamadas a defender los intereses de la mujer estén siempre bajo la amenaza del sectarismo de cualquier signo. La única esperanza, muy lejana en estas horas, radica en la rectificación, en que la Fundación vuelva a estar dirigida por técnicos cualificados, al margen de su género y afiliación, que ofrezca programas de ayuda a distintos colectivos femeninos. Pero las vivencias y las palabras del gerente saliente suponen un mal precedente, un triste prólogo para otro capítulo más de lo mismo.
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