El apunte
La maldición de la Bahía
En una década, una decena de proyectos industriales que iban a salvar la provincia se quedaron en humo
A veces la mitología y la economía se dan la mano de una manera insospechada pero que cierra círculos históricos insoslayables. Cádiz, según el relato mítico, fue fundada por Hércules, aquel héroe que tuvo que vencer doce pruebas para demostrar su divinidad. Los dioses de ... aquellos días, además de fundar ciudades, infligían a los hombres célebres castigos, increíbles maldiciones que aún se recuerdan. Entre ellas, los libros refieren la de Tántalo. Rodeado de frutos y agua, éstos se retiraban cada vez que quería alcanzarlos, condenándolo al hambre y sed eternos pese a ver tan cerca su remedio.
Tres mil años después de su fundación, Cádiz, la Bahía, padece esa maldición. Aquejada por un desempleo que estalló tras la crisis de 2008, en la última década ha visto cómo se anunciaban a bombo y platillo proyectos industriales que nunca llegaban a cristalizar, casi tantos como las pruebas de Hércules. Pese a que algunos fracasaron por la coyuntura económica, la gran mayoría fueron un fiasco desde el inicio: llegaron atraídos por las ayudas que la administración concede a los proyectos que cree solventes y luego se esfumaron. Hasta una docena de veces, los gaditanos, aquejados por el desempleo, han visto cerca una solución con nombres como Torrot, Gadir Solar, Aeroblade o Plasticur que, finalmente, se marchaban sin dejar otra cosa que un rastro de decepciones y, con el empresario gallego Dávila Ouviña, un pleito millonario en los tribunales. En este caso, los once millones de euros en ayudas públicas que recibió su anunciado complejo industrial se volatilizaron y sirvieron, únicamente, para generar más dolores de cabeza en una administración que ya no sabe qué hacer para fiarse de los cantos de sirena industriales.
A la picaresca se han unido malas planificaciones, como la de pretender levantar un polígono industrial en Las Aletas, imposible de llevar a cabo tras dos sentencias del tribunal Supremo (una en 2009 y otra en 2017). La gran metáfora de la mala planificación y la mala fortuna es que, en ese terreno, sólo se ha construido una Escuela Superior de Ingeniería que, teniendo que ser el epicentro del saber en una zona altamente industrializada, se ha quedado como una isla que genera más problemas que oportunidades a sus alumnos. Los castigos no pueden ser eternos. Habrá que tomar medidas para que los frutos para la provincia sean realidades y no promesas que, al final, más bien parezcan maldiciones.
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