Opinión

Malas compañías

Pasito a pasito. Por las buenas y por las malas. El hombre es un ser social y necesita de los demás

Fernando Sicre

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Pasito a pasito. Por las buenas y por las malas. El hombre es un ser social y necesita de los demás. La compañía, la amistad y la pertenencia al grupo son situaciones inherentes al ser humano. Me refiero al hombre como punto neurálgico, no de ... la ‘Creación’, sino como sujetos del análisis político, que contraponen al hombre y a la comunidad, para fundamento de los dos paradigmas de la teoría política: el liberalismo y el republicanismo. El modelo liberal parte de la idea de que el individuo tienen preferencia sobre la comunidad. Así, lo social surge de la suma de las acciones aisladas. En las antípodas se encuentra el republicanismo-comunitarista, que no puede ser definido como la contrapartida del liberalismo. Es la base de la teoría política cuyo núcleo es la comunidad, o mejor aún, el hombre dentro de la comunidad. Ésta adquiere una importancia inusitada en esta teoría, ya que actúa como instancia secundaria de socialización inmediata después de la familia. En el liberalismo, los individuos se relacionan entre sí como sujetos jurídicos. Los «Derechos», como compendio de los llamados Derechos pre-estatales y el Derecho positivo, o sea, el Ordenamiento jurídico, son la base del Estado. De ahí que, en el liberalismo, los hombres son titulares de derechos. La interacción política y económica de estos en sociedad, se estructuran según los derechos que cada uno posee. De ahí la concepción del Estado liberal como Estado de Derecho. El republicanismo-comunitarista ha venido concibiendo al liberalismo como una pérdida de la virtud colectiva. Su base teórica es la comunidad, no el hombre. Es cierto que el socialismo real ha basado su credo en la limitación de las libertades individuales, mientras que el capitalismo ha negado la materialización de ciertos derechos humanos. La legitimación política en la actualidad, después del hundimiento de los Estados del bloque socialista-comunista, produjo una consecuencia, la hegemonía del modelo de democracia liberal. Es un hecho indubitado, que acoge en su seno diferentes tendencias, que van desde las concepciones del Estado democrático y social de Derecho, hasta aquellas en las que encuentran mayor peso su fundamentación liberal-individualista. Aunque de lo dicho podríamos concluir, que las democracias liberales actuales, rezuman principios imbuidos de ambas concepciones liberales y comunitaristas.

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