Fernando Sicre
¿Magnanimidad alemana o practicidad germana?
En España se hizo una reforma laboral de enjundia en 2012, que ha sido una especie de bálsamo de fierabrás
El gobierno de derechas de la Sra. Merkel anuncia el mayor incremento en las pensiones alemanas de los últimos 23 años. La subida será del 4,25% en el oeste y del 5,95% en el este. La subida no eleva la aportación de los sujetos obligados a la cotización a la caja de la Seguridad Social germana. ¿Magnanimidad o interés macroeconómico en la decisión? La respuesta es clara, decisión practica para impulsar el consumo interno. Además, la medida adoptada es soportable por el buen comportamiento del mercado de trabajo, que se mueve en una cifra cercana al llamado paro friccional, o de desempleo necesario para el buen funcionamiento del mercado de trabajo, que sin él sufriría de importantes tensiones inflacionistas, nada recomendable para el equilibrio macroeconómico.
El gobierno alemán es asesorado en materia económica por el llamado Consejo de los cinco sabios. Estos sabios recomiendan lo que estimen oportuno con las miras puestas en el interés general, que es el de todos los alemanes, sean de izquierdas o derechas. Por lo que las recomendaciones se hacen gobierne la derecha o la izquierda. Seguro que cuando gobernaba Schroede y se acometió la reforma laboral alemana, que con los problemas de la reunificación y la crisis que se avecinaba en aquel entonces, corría el año 2003, se promulgó una reforma laboral que ha dado sus frutos a todas luces visibles, que supuso una transformación de importancia vital para el buen funcionamiento del mercado de trabajo, que desde el último decenio del siglo pasado mostraba síntomas de agotamiento, con elevadas tasas de desempleo juvenil y una tasa de actividad relativamente baja, porque el sistema laboral alemán ha girado en torno a la actividad fundamental del cabeza de familia. Pasado el tiempo, los cinco sabios pueden sentirse orgullosos, porque sus recomendaciones han supuesto que la tasa de actividad se haya incrementado ostensiblemente, por la masiva incorporación de la mujer alemana al mercado, porque los jóvenes pueden compatibilizar sus estudios con una actividad laboral y también porque los jubilados que deseen complementar su prestación de jubilación con una renta salarial, lo pueden hacer también.
En España se hizo una reforma laboral de enjundia en 2012, que ha sido una especie de bálsamo de fierabrás. Ha corregido importantes desequilibrios endémicos del mercado de trabajo y está permitiendo la creación de empleo desde niveles bajo de crecimiento, lo que corrobora el acierto de la misma. En un sistema financiero de Seguridad Social de reparto como son el alemán y el español, éste fue creado a imagen y semejanza de aquel a principios del siglo XX, necesitan un mercado de trabajo eficiente con una tasa de actividad importante para que posibilite la financiación del mismo. Sin empleo no hay trabajo, pero tampoco hay posibilidad de financiar las pensiones. España, con una tasa de desempleo superior al 20% y un sistema de pensiones cuyos beneficiarios aumentan sin cesar, exige de reformas permanentes para su adecuación a las circunstancias de cada momento. La anticipación de las políticas que se implanten buscando el equilibrio financiero, absolutamente necesario en un sistema financiero de reparto como es el español, serán notas caracterizadoras de la regulación futura del régimen jurídico de nuestro sistema de pensiones. La previsión para el año 2016 de déficit del sistema se sitúa en torno a los 16.000 millones, lo que será enjugado con un montante equivalente proveniente del Fondo de Reservas de Pensiones. Su montante quedará situado en torno a los 30.000 millones, lo que significa que de seguir la tendencia de los últimos tres años, en los próximos tres el Fondo tendrá un saldo de cero. No pretendo amargarles el lunes de Pascua, pero esa nuestra realidad.
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