Luego, si eso, lo desmentimos
Opinar es gratis –al menos, de momento- y por aquí somos mucho de darle rienda suelta a la lengua y de decir barbaridades
Confieso que estoy enganchada a “CasoAislado”, ese portal digital de noticias que se define como “un medio que trata la actualidad que otros medios ocultan”. Totalmente enganchada, y no me avergüenza decirlo, como tampoco me da apuro decir que leo cada mañana el “Vanitatis” y ... que me bebí la trilogía de Grey y sus sombras con la misma sed con la que devoré la de los vampiros de Crepúsculo. Digo esto para que no se me tache de sectaria, de extremista, de chufla o de exquisita , y un poco para justificarme; para que usted me entienda, yo leo cualquier porquería, y “CasoAislado” es una de mis favoritas.
Decía Josep Plá –al que unos nunca le perdonaron su no conflictiva convivencia con el régimen, ni otros su papel de reportero en el Madrid de la contienda civil- que es más difícil describir que opinar, y que por eso todo el mundo opina . Incluso yo, incluso usted, improvisado tertuliano de cola de supermercado, de barra de bar o de puerta del colegio. Opinar es gratis –al menos, de momento- y por aquí somos mucho de darle rienda suelta a la lengua y de decir barbaridades, porque luego, si eso, ya nos encargamos de desmentirlo o de enmendarlo de alguna manera. El problema, el gran problema, se planteó cuando las tertulias parroquianas y las de descansillo de escalera tomaron posición en las redes sociales. Ahí fue cuando se armó el lío que los modernos llamaban “fake news” y que no son otra cosa que las calumnias de toda la vida. Tú difama que algo queda, se convirtió en el título preliminar de la ley de la selva cuando la información cedió su espacio al chisme oficioso , al titular escandaloso, y al tanto Twitter –nunca pensé que lo citaría así de veces- y tanta opinión.
De aquellos barros nació “CasoAislado”, uno de los más eficaces aparatos de propaganda de VOX , -todos los partidos tienen sus propios aparatos de propaganda casi tan extravagantes como este, no vaya a pensar que se libra alguno-, que se ha convertido en una máquina de fabricar disparates totalmente creíbles –falacias que encajan a la perfección en cualquier puzzle- capaces de generar un estado de opinión y de formar parte del debate político.
Especialmente sensible este portal digital a la cuestión migratoria tiene unos titulares fantásticos. He de reconocer que me pierden los titulares, pero si encima son del tipo “Suecia prosigue su islamización: un joven de ascendencia árabe les representará en Eurovisión” o “El ejemplo a seguir: Australia deporta a un inmigrante por pegar a un australiano”, convendrá conmigo que esta publicación es oro molido para echar un rato de risas –aunque luego la risa se me congele- y para reflexionar sobre el mundo que estamos construyendo, o destruyendo, según se mire. Gran parte de las noticias que aparecen en esta web son difíciles de desmontar, porque como ellos mismos dicen, cuentan cosas que otros medios “prefieren silenciar” . Así cualquiera. Desde células de MENAS que van matando por ahí a la gente hasta declaraciones de políticos sacadas de contexto, pasando por el sacrificio de Curro, el perro “español” o una sección de “Opinión” siempre a punto de caramelo y otra de “Cultura” que no es lo mismo que culturismo. Todo con una apariencia tan seria que incluso dudé de un anuncio en el aconsejaban meter una bola de papel de aluminio en la lavadora para garantizar unos resultados más óptimos. ¡Qué cosas!
Fue en este medio donde leí lo de los huevos voladores y donde leí a Abascal y su “emosido engañado” por una mala mujer que les coló un parte médico de hace un mes . Él, tan moderado, se había tirado al barro diciendo algo así como que “unas enloquecidas feminazis han dado una paliza a tres niñas por no tragarse sus malditas imposiciones” el 8M, y luego tuvo que rectificar. La mala mujer les había metido un fake por alguna parte, y ellos lamentaban que “ha sido una mentira por su parte, urdida con la intención de dañar la credibilidad de nuestro partido”, jajajajaja… Entenderá usted por qué estoy enganchadísima a esta publicación .
Y entenderá también que no es para tomárselo a broma. Los medios de comunicación tienen ahora más que nunca la enorme responsabilidad de informar a la ciudadanía, de describir las cosas que ocurren y de evitar, en la medida de lo posible, la opinión no formada. Porque es muy fácil caer en la tentación y prestar oídos a los cantos de sirena . Unas sirenas, además, que vienen resabiadas y que saben, mejor que nadie, que en las aguas turbulentas es muy sencillo marear a una tripulación que ya está bastante mareada. El objetivo de estas “noticias falsas” es siempre el mismo: contaminar el debate público y desestabilizar a la sociedad. Crear unas líneas de opinión garbancera que nos mantenga al margen de la realidad.
Por eso, después de un rato de pamplinas y de escándalo, siempre vuelvo a Cervantes que decía que “de las cosas más seguras, lo más seguro es dudar” . No se crea todo lo que lee ni lo que escucha, y si lo hace, piense en qué grado está usted colaborando con las “fakes news”.
Yo lo pienso, y por eso mismo también pienso que no debería haber escrito este artículo. Porque no se trata solo de un “caso aislado”.
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