OPINIÓN
Las listas de la vergüenza
La gestión de la sanidad andaluza realizada por el anterior gobierno de la Junta es una auténtica estafa política en la que demasiada gente, algunos medios de comunicación incluidos, ha colaborado
El SAS. El Servicio Andaluz de Salud. Ese ente en el que 135.000 gaditanos están en lista de espera para ser operados o simplemente para ser atendidos en consulta. Se dice pronto. Más de 135.000. Piénselo. Es más que toda la población de ... Cádiz capital. De Cortadura a la Caleta. O que la de Algeciras. O que la de todos los pueblos de la Sierra juntos. Añádale la de las personas que están a la espera de recibir ayudas a la dependencia. Ayuda a la Dependencia. Dicho así suena muy técnico, pero traducido resulta que son miles de personas que necesitan ser asistidos –por minusvalías o simplemente por su avanzada edad– y tienen aprobada una cantidad para ello. Otras 15.000. De las cuales 4.000 murieron sin llegar a percibirlas jamás. 4.000. En tres años. Muertos. Y ahora haga memoria. Recuerde a la ex presidenta de la Junta de Andalucía,Susana Díaz, llenándosele la boca al definir la sanidad andaluza como la ‘joya de la corona’. Y aguante el genio. Porque resulta verdaderamente indignante. Una auténtica estafa política que los andaluces hemos padecido durante décadas. Con demasiada gente, algunos medios de comunicación incluidos, riéndoles las gracias. Sólo por haber conocido ahora estas cifras ha merecido la pena el cambio de rumbo que se produjo el pasado 2 de diciembre en esta nuestra Andalucía.
Los nuevos gobernantes andaluces, PP y Ciudadanos al alimón, tienen ahora la enorme responsabilidad de enderezar esta denigrante situación. Y entre todos debemos estar vigilantes para que así sea. Sus primeros pasos parece que van en la dirección correcta. Abrir consultas y quirófanos por las tardes y los sábados si hace falta. Era una medida tan obvia que resulta inaudito que no se hubiese puesto antes en marcha. Obviamente tendrá un elevado coste económico añadido, pero precisamente de eso va gobernar. De priorizar. De saber qué es lo realmente importante. Por fin parece que alguien lo ha entendido. Pero nosotros –usuarios, ciudadanos, periodistas– no debemos tener ni la más mínima condescendencia si se desvían de este camino. Nuestra salud está en juego. Salud que en demasiados casos se agravó mientras los anteriores responsables políticos priorizaban otros asuntos. Crear fundaciones para colocar a familiares y amigos, financiar eres para captar adeptos, liberar a políticos para alcanzar alcaldías... chiringuitos varios a costa de nuestros bolsillos. Y de nuestros desvelos. Por pura estadística usted o alguien muy cercano sabe de lo que le hablo. Lo habrá padecido en sus carnes o en la de algún ser querido. Aguante el genio de nuevo. Sólo nos queda confiar en que por fin esto cambie. Y si no es así, cualquier cosa antes que reírle las gracias a los responsables. Sean del color que sean.