El Apunte
Una lista que duele mucho
El nuevo Gobierno de la Junta asume la difícil tarea de dar cabida a los miles de pacientes que tenía ocultos el PSOE
No hay mayor dolor que el que entra en casa de uno. Cuando alguien enferma o necesita de una consulta urgente con su médico especialista para poder aliviar una enfermedad que padece toda prisa es poca. El sistema sanitario no es solo un servicio público ... que debe responder a la demanda que existe en cuanto a algo tan evidentemente vital como es la salud de sus ciudadanos, sino que además debe ser un ejercicio de responsabilidad para aquellos que se comprometieron a tomar las riendas de esta importante tarea. En el caso de la provincia, es la Junta de Andalucía el organismo que tiene delegadas estas competencias tan sensibles.
Sin embargo parece que esa labor no se ha venido realizando tan bien como se debería mientras han estado los socialistas al cargo. El nuevo consejero de Presidencia, Elías Bendodo, destapaba a principios de mes que en nuestra región hay actualmente 843.538 andaluces en lista de espera sanitaria y acusaba al PSOE de haber falseado los números para que apareciesen menos personas que las que realmente esperan asistencia en el Servicio Andaluz de Salud (SAS). Según aseguran, en la comunidad hay 843.538 andaluces esperando recibir asistencia por diferentes dolencias o ser operados. En la provincia de Cádiz, los pacientes de esta ‘lista negra’ son más de 130.000 personas. Pero además, en total, en Andalucía, hay 30.348 usuarios del SAS que esperan más de 180 días o más de un año para operarse.
Para luchar contra estas elevadas cifras, el nuevo Gobierno de Juanma Moreno ha diseñado un plan de choque en sanidad que buscará reducir las elevadas cifras de listas de espera. Para ello, se invertirán 25 millones de euros y, entre otras cuestiones, se pretende que se ocupen siempre todas las camas, que haya consultas y operaciones quirúrgicas por la tarde y también los sábados y que se den incentivos económicos a los médicos que se involucren en este plan, cuyo objetivo principal no es otro que reducir o acabar con el sufrimiento de otros.
Por tanto, toda aquella medida que sirva para que los ciudadanos sean atendidos como el sistema les prometió que haría es bienvenida. Por contra, lo de ocultar y maquillar esas listas de la vergüenza no es solo inmoral sino también negligente cuando de lo que se está hablando es de vidas humanas.
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