OPINIÓN
La letalidad de Trump
El tiroteo en El Paso, Texas, que ha costado una veintena de vidas, es uno más de los más de 250 incidentes de esta índole que han tenido lugar en Norteamérica este año
El tiroteo del pasado fin de semana en El Paso, Texas , que ha costado una veintena de vidas y numerosos heridos, es uno más de los más de 250 incidentes de esta índole que han tenido lugar en lo que va de año ... en la violenta Norteamérica, país en que se calcula que hay unos 400 millones de armas de fuego en poder de los 327 millones de habitantes y en el que mueren a tiros más de 33.000 personas al año, pero no es un suceso más que pueda atribuirse a la fragilidad psicológica de algún desequilibrado o a la radicalidad de algún extremista: el autor de esta matanza -la penúltima, porque horas después de cometerse tenía lugar otro crimen masivo en Dayton, Ohio, con nueve víctimas mortales- viajó fríamente de Houston a El Paso -mil kilómetros- atendiendo a la reiterada llamada de Trump, quien alerta sin cesar a los ciudadanos sobre el peligro de «la invasión» que se está produciendo a través de las fronteras. El criminal fue a El Paso, donde el 85% de la población es de origen hispano, a parar la invasión.
En definitiva, fue un crimen de odio, inducido por el racista presidente norteamericano, que se atreve a exigir a las congresistas de color que «vuelvan a sus países de origen», de forma que los Estados Unidos queden para el disfrute de la población WASP (blanca, anglosajona y protestante); su condena al ‘supremacismo blanco’ obligada tras los últimos atentados no es creíble. Es inconcebible que una nación moderna, material e intelectualmente a la cabeza del mundo, tolere semejante discurso en su jefe del Estado. Clinton estuvo a punto a ser expulsado mediante un procedimiento de impeachement por un escarceo sexual pero Trump no será ni siquiera reprendido por defender ideas de un nacionalismo extremo que se asemejan a las del nacionalsocialismo que llegó al Holocausto.
La letalidad de Trump no sólo actúa en el interior de los Estados Unidos: está destrozando cualquier posibilidad de crear un mundo multipolar , con reglas y principios, que minimice los riesgos que representa para todos el fin de la bipolaridad, que por otra parte nos entrega grandes oportunidades. La denuncia del tratado con Irán alcanzado en Viena en julio de 2015 por Francia, Reino Unido, Rusia, China, Alemania, la Unión Europea y Estados Unidos cuando no se habían producido incumplimientos por parte de Irán -no estaba enriqueciendo uranio ni persiguiendo por tanto la bomba atómica- resucita un conflicto que se mantenía controlado y, lo que es más grave, atiza la hoguera de Oriente Próximo, estimulando el intervencionismo iraní en la región y abriendo una escalada armamentística de alcance incalculable.
De forma similar, la salida de EE UU el pasado 2 de agosto del tratado para la eliminación de misiles nucleares de medio y corto alcance (INF), que son los más peligrosos porque cualquier error o fallo técnico no puede corregirse, significa el fin de la contención nuclear que trabajosamente habían conseguido los mandatarios de ambos países desde los años ochenta, cuando ya era una realidad la desaparición de la URSS y la complicación del mapa geoestratégico global. Si se confirma que EE UU abandonará en 2021 el New Start, que limita cuantitativamente el número de cabezas nucleares desplegadas, el caos será inmanejable. Y aunque tenga razón Washington cuando dice que los viejos tratados deben actualizarse pata incluir a China, no es la ruptura de los acuerdos el mejor medio de ampliarlos a otros países.
Algo semejante sucede con la guerra comercial que EE UU ha emprendido con China. Aunque Washington tenga buena parte de razón en su denuncia del abuso de Pekín en materia de derechos de autor, de tipo de cambio, de dumping social, etc., el futuro no puede pasar por la anarquía sino por el fortalecimiento de la OMC mediante la negociación intensa e incansable.
Trump está haciendo saltar el orden actual sin proponer uno nuevo. Por fortuna, en Norteamérica los presidente sólo pueden ejercer dos mandatos . Los creyentes de todas las confesiones deberían rezar para que Trump no alcance el segundo.