OPINIÓN
De la legalidad a la ilegitimidad de un boniato
Dice el eslogan ahora atribuible al doctor Sánchez, «hacemos lo que PODEMOS»
Un «lanzapatatas» en forma de rudimentario cilindro mecánico activado por aire comprimido, que se utiliza para arrojar dardos, patatas, zanahorias y todo tipo de tubérculos, incluidos los boniatos. Un perito judicial desmonta la tesis del «magnicidio». No hay catedrático que desmonte las irregularidades flagrantes de ... la tesis ‘cum fraude’ del doctorcito plagio, que aspira a parecerse al inefable ZP. Ambos, como ambas Castillas, se han mimetizado en munición similar a la patata, aunque con contenido energético mayor, diferenciándose por su forma y tamaño. Dos boniatos como dos obuses, munición del «temible» bazoca lanza boniatos. Posiblemente en uno de sus innumerables viajes alrededor del orbe reciba el título de doctor honoris causa.
Es posible que en el próximo encuentro en Cuba con el progresista e izquierdista gobierno cubano se lo impongan. Favor con favor. Además, en un país en el que se superará el bachillerato sin haber superado sus asignaturas, lo que es una contradicción ‘in terminis’, el título de doctor será otorgado pese al plagio, la utilización de una tribu de negros en su redacción y la calificación por un tribunal estilo compadre. Sólo es posible en la España que construyen esta caterva de energúmenos, donde el igualitarismo prima sobre el mérito y el esfuerzo, base del progreso social en las democracias liberales más avanzadas.
En su próxima estancia en Cuba o en Venezuela si es que se pasa como quien no quiere la cosa, por eso de emular a ZP, podrá constatar la frase atribuible a Popper en la que expuso la forma de funcionar de los totalitarismos: «Aquellos que nos prometieron el paraíso, no trajeron otra cosa que el infierno». En realidad, no es preciso cruzar el Atlántico para ponerse en guardia y advertir lo manifestado por ese eminente filósofo. Algunos de sus socios de gobierno creen y aspiran fervientemente en un Estado de esas características. Hace días se rememoraba el 79 aniversario de la firma del pacto de no agresión de los ministros de asuntos exteriores de la URSS y la Alemania nazi, en cuya virtud se repartían Polonia, marcando el inicio de la II Guerra. Representaban las dos peores formas de totalitarismo en la historia de la humanidad: el comunismo y el nacismo. Parte de los socios de viaje del gobierno socialista comulgan con muchas de las teorías sustentadas por estos dos execrables regímenes.
Dice el eslogan ahora atribuible al doctor Sánchez, «hacemos lo que PODEMOS». Éstos apoyan la revolución bolivariana, el totalitarismo existente en Venezuela y la subversión del orden constitucional para finiquitar el pacto de la Transición. No se quedan atrás los nacionalistas, cuya intención en cargarse la Transición para desmontar la Constitución y hacer viable sus pretensiones xenófobas y supremacistas. Aquellos veneran a Lenin y Stalin. Tan horrible fue el Holocausto como los crímenes cometidos en la URSS en época de estos dos psicópatas y asesinos. En el nordeste del Ebro se enaltecen la raza, la etnia, la pureza de sangre, el exterminio del disidente y el incumplimiento de la Ley de manera sistemática. Por eso advierto del peligro de ser gobernado con estos apoyos. Sé de la sensatez de muchos socialistas, espero que el ‘doctor’, cuya titulación debiera acreditar suficiencia investigadora y, en consecuencia, sentido común y raciocinio, se deje llevar por la sensatez de sus ‘camaradas’ que sin duda los hay.
Sensatez es mucho pedir, a las pruebas me remito, pero por el bien de España, espero sea reconducido por la vieja guardia socialista. El ‘doctorcito’ maneja con inusual maestría el Real Decreto-Ley. Llegó a la presidencia por mor de una moción de censura. Medio constitucional sin duda, pero se le olvida que esta tiene la connotación de ‘constructiva’, lo que exige al candidato formular un programa de gobierno y no una mera retahíla de palabras imbuidas de buenísmo, típico de la progresía española amante de los bosques, los lagos, las carreteras si coches y los campos llenos de molinillos…Se refirió en su alocución en el Congreso cuando la moción, a que convocaría de manera inmediata elecciones. Por todo ello, nadie duda de la legalidad de su elección como presidente. No se duda, se afirma con rotundidad de la ilegitimidad de su nombramiento.
La legitimidad es la cualidad que convierte el poder en autoridad justa. Sólo el poder ejercido con autoridad lo legitima. Sin esta, el Estado se sostiene mediante el temor y la intimidación. Sus socios nos intimidan con la ruptura del orden constitucional. Unos con la intención de romper el concepto de la soberanía nacional que posibilite sus aspiraciones golpistas y separatistas. Otros pretenden implantar la revolución bolivariana, para establecer un Estado revolucionario-totalitario-comunista. Y entre tanto, ante la imposibilidad de hacer política en el Parlamento, depositario de la soberanía, se legisla mediante Decreto-Ley, haciendo un uso torticero de los instrumentos constitucionales, que nos llevan irremediablemente al autoritarismo, alejándonos de la concepción del Estado democrático liberal. Se ha ganado a pulso y con tesón su condición de ‘cum fraude’, por sus titulaciones académicas y como presidente por sus desmanes y arbitrariedades antiparlamentarias.