La labor social de la Universidad

Es preciso avanzar en el vínculo entre aula y empresa para convertir en riqueza la primera línea de formación

No ha pasado ni un lustro, media década, desde que la Universidad de Cádiz culminara el gran logro que suponía un paso cualitativo de proporciones históricas para la primera institución académica provincial: el comité científico internacional le concedía al Campus de Excelencia Internacional del Mar ( ... CEI.Mar) la calificación de global. Traducido a un lenguaje profano y ciudadano, resultaba un salto de calidad, un ascenso en la consideración exterior y en la autoestima. Venía a decir que el ambicioso proyecto en el que se embarcó la UCA en 2011 ascendía de categoría y ampliaba su ámbito de actuación para convertirse en referencia europea y mundial dentro de las especialidades ligadas a las Ciencias del Mar y, principalmente, a las asociadas a la comprometida supervivencia del esencial medio marino. Aquel paso parecía definitivo para convertir la primera institución académica provincial en el motor, especializado, de creación de empleados y empleadores que la sociedad gaditana necesita de forma urgente. Poco a poco se van dando pasos en esa dirección pero queda mucho. Ese camino, emprendido a finales del pasado siglo encuentra puentes para avanzar con iniciativas como el Premio Reconocimiento a las Empresas e Individuos. Esta iniciativa persigue reconocer «la labor realizada en el campo de la responsabilidad social», es decir, en devolver a la comunidad la riqueza de la que se ha beneficiado durante su formación. La mayor parte de los sistemas educativos que funcionan en los países más desarrollados del planeta se caracterizan por un gran pragmatismo. Sus alumnos, sus docentes, están orientados al mercado laboral hasta el punto de que los últimos años de formación suelen tener un carácter híbrido, a medio camino entre la universidad y la empresa. Las facultades están muy atentas a lo que necesita el mercado. El mercado siempre tiene un ojo y una pata en esa cantera de patrimonio intelectual insustituible. Hay demanda de empleos sin cubrir y una legión de ciudadanos que se han formado en áreas que tienen escasa aplicación empresarial directa. En suma, dificultades para convertir esa capacitación en un medio de vida. Es el reto de la Universidad Cádiz al que contribuyen estas iniciativas.

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