El Apunte
Una labor constante
La presión de la inmigración irregular en el Estrecho dilata el trabajo de los agentes durante todo el año
El comisionado de la Unión Europea advertía ya hace tiempo que los flujos de la inmigración irregular estaban cambiando. Que tras las grandes oleadas producidas en la costa italiana, las rutas estaban empezando a ser ya otras por el endurecimiento en las fronteras. Y ese otro punto es el Mediterráneo Occidental. La prueba la hemos tenido estos últimos meses cuando no han dejado de rescatarse pateras ni una sola semana que intentaban llegar a tierra española por el Estrecho. El Servicio Marítimo de la Guardia Civil, que lidera la ‘operación Índalo’, cuyo principal objetivo es la lucha contra el tráfico ilegal de personas, así lo costata. Sus agentes hacen jornadas maratonianas y en cada uno de sus trayectos interceptan todo tipo de embarcaciones donde a bordo viajan personas desesperadas con llegar a la otra orilla.
Pues bien, dentro de todo este fenómeno, tan comentado en los últimos tiempos, hay otra ‘novedad’ que empieza a preocupar. Una nueva vuelta de tuerca de quienes ganan dinero a costa de esta situación. En estas semanas, las patrulleras del Servicio Marítimo han interceptado varios barcos recreativos que transportaban a marroquíes sin papeles. «Llevo años en esto y no lo había visto antes así, tan continuado», comentaba a LA VOZ uno de estos agentes. Por tanto, a las pateras, a las neumáticas, a las toys y a las motos de agua hay que sumar ahora también esta nueva variante.
El riesgo siempre está ahí en estos ‘viajes’. Pero en este caso, en los barcos interceptados los inmigrantes viajaban todos sin chaleco y excediendo el cupo de capacidad de embarcaciones pequeñas y frágiles que además habían salido desde Ceuta con muy mala mar, desafiando sin problemas las feroces aguas del Estrecho.
El trabajo es constante por tanto. Cualquier embarcación sirve ya para trasladar de un lado a otro a quienes pagan por cruzar. Los trayectos son a menudo organizados por mafias que no tienen escrúpulos a la hora de echar al agua a quien sea si son interceptados. Se da la circunstancia además que en uno de estos barcos llevaban una ‘toy’, un detalle que no pasa tampoco desapercibido y que lleva a pensar que la utilizan para transbordar a los ocupantes una vez que están cerca de la costa y darse la vuelta para no ser detenidos. En definitiva, un fenómeno lleno de aristas y posibilidades que hay que tener siempre en cuenta para poderlo combatir.
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