El apunte - OPINIÓN

Kichi no sale de los charcos

El alcalde de Cádiz vuelve a meter la pata al afirmar que Venezuela está ahora mejor que nunca

El alcalde de Cádiz, José María González, Kichi, es víctima de sus palabras y ha terminado por ser un reo de su propia incontinencia verbal. El regidor es incapaz de contar hasta tres antes de evacuar lo que fluye desde su cerebro. La reflexión brilla por su ausencia. Cabe preguntarse ante tantas meteduras de pata si es consciente de sus acciones o, por el contrario, busca con ellas una repercusión mediática. La fama cuesta y parece que Kichi ha cogido el camino más corto para hacerse notar. Se trata de un camino absurdo e irreverente que deja al regidor gaditano al pie de los caballos y, en la mayoría de las ocasiones, bajo el manto del ridículo. La última perla de Kichi ha tenido repercusión nacional. Su estrategia sigue a rajatabla la máxima de Oscar Wilde, «que hablen de uno aunque sea mal». El alcalde de Cádiz reconoce en una entrevista a la revista ‘Interviu’ que «Venezuela está hoy mejor que hace veinte años», aunque destaca que hay cosas que se pueden mejorar. La incontinencia de Kichi no tiene límites y para justificar el colapso de la sanidad venezolana no tiene reparos en advertir que el sistema sanitario andaluz también está colapsado. El alcalde gaditano se ha convertido en una figura mediática, que se ha destacado más por un discurso demagógico que por su gestión al frente del Ayuntamiento. Todavía está muy fresca la herida que abrió hace tres semanas en una entrevista concedida a LAVOZ, donde defendió al líder abertzale Arnaldo Otegui, condenado a seis años de prisión por pertenencia a banda terrorista. El regidor de Cádiz se metió en un monumental charco al señalar que el secretario general de Sortu no está condenado por matar a nadie. La frase provocó la indignación de los familiares de las víctimas de ETA al manifestar que todas las víctimas son iguales. El alcalde Cádiz es un fenómeno sociológico políticamente incorrecto. Su verborrea proyecta una imagen muy negativa para Cádiz, ya que la capital está siempre en la primera línea informativa por sus declaraciones fuera de lugar. A un gestor de lo público se le exige que gestione bien los recursos pero, al mismo tiempo, se le exige que guarde la compostura para evitar tropezones. Cádiz tiene la cara colorada por culpa de su actual alcalde.

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