OPINIÓN
Juventud
Esa época añorada de la existencia ha pasado a convertirse en un tránsito entre la manutención y la subsistencia
Juventas fue una ninfa, hermana de la diosa Libertas a la cual Júpiter transformó en fuente. Esta fuente mágica tenía aguas milagrosas, ya que podía rejuvenecer a las personas que en ellas se sumergían. Como divinidad, velaba por los púberes y los protegía de la ... oscura personificación del dios Senectus.»Juventud, divino tesoro».
Esa época añorada de la existencia ha pasado a convertirse en un tránsito entre la manutención y la subsistencia. Lo que otrora era motor y acicate de una sociedad plana ahora se ha transformado en un caldo de desesperación al que nadie es capaz de dar la visibilidad que se merece. Los poderes establecidos los miran de soslayo con cierta desazón, pero sin llegar a entender que su rebelión puede hacer tambalear las estructuras arcaicas establecidas.
Decía el recientemente fallecido cineasta Bernardo Bertolucci, director de películas emblemáticas como ‘Novecento’ o ‘El último emperador’, en una entrevista concedida en el año 1981 que «a los jóvenes de entonces se les había desprovisto de sus valores fundamentales como la transgresión, la iniciativa, el riesgo y la rebelión por todo lo establecido». Han pasado casi 40 años y hemos acabado por robarles todo. Les hemos colmado de cosas materiales pero les hemos negado los valores. Les hemos indigestado de formación pero le hemos escamoteado el trabajo. Les hemos regalado servicios pero les hemos hurtado la ilusión. Les hemos hecho creer que un mundo mejor es posible y les llevamos al desconcierto.
Los jóvenes nacidos en la década de los 90 del siglo pasado viven peor que aquella generación de mileuristas de hace poco que a todos alarmó por su precariedad. Los verdaderos damnificados de la crisis son ellos. A los que antes de empezar la partida vital se les ha negado la esperanza. Sufren más la precariedad, la temporalidad, las condiciones laborales de semi esclavitud y de incertidumbre. Sus proyectos de vida como individuos, como parejas o como familia se han visto cercenados de raíz ante un panorama de desesperación que le hace inseguros de si mismo y que le obliga a renegar de esta sociedad que les está dando la espalda.
A ello hay que sumar la sangría demográfica de los últimos años. España tiene ahora casi dos millones menos de jóvenes que antes de la crisis, muchos de ellos haciendo patria lejos, huyendo de una sociedad que los ha defraudado.
Ante la interinidad permanente han optado volver a las aulas de manera masiva. Ven con desengaño que vivirán peor que sus padres. Su emancipación se ha convertido en una meta inalcanzable y por ello han pasado a autodefinirse como ciudadanos de segunda.
Pero cuidado. Algo se mueve entre sus filas. Estudiantes de 26 Universidades públicas españolas han presentado una plataforma que va a organizar una consulta sobre la «monarquía» con la aspiración de impulsar un proceso constituyente. Lo que no se ha conseguido por precepto constitucional, lo que ni siquiera se ha tambaleado por el procés independentista puede ser cuestionado y sonrojado por nuestra juventud, esa que creíamos adormecida.