Una justicia tan lenta que se desactiva

La sentencia al exalcalde portuense Hernán Díaz ejemplifica una situación demasiado extendida desde hace demasiado tiempo

La provincia de Cádiz, por desgracia, está más que acostumbrada a que nunca se cumplan los plazos que los políticos van dando en todas y cada una de las obras de infraestructuras en marcha. A tal punto que prácticamente ningún dirigente -de ningún signo- se ... aventura a dar fechas para no comprometerse y ser esclavo de sus palabras. Los proyectos, ya sean esenciales o menos necesarios, se prolongan durante más de 20 años sin que nadie se llame a escándalo. Bien al contrario, hemos interiorizado que estos vergonzantes retrasos son inevitables, normales. Ya sea reubanizar una avenida, un proyecto de tranvía, un gran edificio institucional, un recinto cultural... Da igual, el proceso se mide por décadas. Por lustros en el más afortunado de los casos. Pero con ser triste y dañino, en términos colectivos y sociales, mucho más llamativo es que esa exasperante lentitud se haya contagiado sin la menor alarma a la administración de justicia. Si los proyectos urbanísticos, de infraestructuras o transportes son necesarios cuánto más lo será que las instancias que arbitran en nuestros conflictos resuelvan en un periodo razonable, sin que un juicio se demore más de una década, dejando sin sentido muchas de sus resoluciones.

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