José María Aguilera - OPINIÓN
El jurado en valor
Un Concurso que mueve miles de euros, durante y sobre todo después, no puede ser tan chapucero en este apartado clave
El Concurso del Falla se nos ha ido de las manos. Por suerte o por desgracia (argumentos hay para defender y criticar ambas posiciones), esto no es ya un certamen de coplas a nivel ‘amateur’ en el que echar un rato con los amigos. Ha crecido demasiado y el traje se le ha quedado pequeño, tanto que se ha hecho jirones y es fácil vaticinar que es el último Carnaval con el cacareado Patronato tal y como se entiende hasta ahora.
La revolución merece una profunda reflexión, un amplísimo debate (como si fuera un Concilio Carnavalesco), con la aportación de todos y la obligación de pensar en el colectivo por encima del puntual beneficio personal. Daría para hablar semanas, imposible tratarlo en una simple columna.
Me centro en el Jurado y sin afán de lloriqueo. Un Concurso que mueve miles de euros, durante y sobre todo después, no puede ser tan chapucero en este apartado clave. Hay que profesionalizarlo, por mucho que le duela a aquellos que insisten en que el Carnaval no se puede valorar de manera objetiva. El gusto es relativo, sin duda, pero la afinación, la música, la buena escritura, la interpretación, el diseño... eso ya no es tan relativo. Profesionales de distintos ámbitos, personas formadas, con acreditado criterio y personalidad, que no estén ahí por ser amigos de tal o cual. Nadie se cree que los vocales coincidan tanto en sus juicios, y es porque siempre hay un líder que arrastra a los más permeables.
Además, durante el Concurso sólo deberían dedicarse a esto. Es una auténtica locura que tras acabar una sesión a las 3:00 tengan que acudir a su puesto de trabajo a las 7:00. Si hace falta se paga. ¿O aquí van a cobrar todos menos los árbitros? Para colmo son los que tienen mayor presión y son la figura menos respetada.
Y por cierto, se echa en falta un pacto ético de caballeros para no criticar siempre a los mismos. ‘Valors’ gaditanos, ‘Yo nunca hablo del jurado’ como dicen los entrenadores. El Carnaval debe empezar a ver el bosque y no sólo los árboles.
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