La Junta, nueva obsesión municipal
Los atrasos y agravios son los mismos desde hace 15 años, con la salvedad de carril bici y Tiempo Libre, pero la actitud desde San Juan de Dios es radicalmente opuesta
Abrir las hemerotecas –más olvidadas que nunca en plena era digital– siempre supone asombro en el lector. Permite comparar reacciones distintas ante situaciones idénticas. Facilita la comparación entre actitudes casi opuestas frente a hechos repetidos. Uno de esos contrastes puede observarse entre la teatral puesta ... en escena de las eclamaciones a la Junta de Andalucía que realizó ayer el alcalde de Cádiz y su actitud complaciente cuando la entonces presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, realizó una visita institucional el 1 de febrero de 2017. Llegaba la dirigente socialista para revisar, exactamente, las mismas peticiones que se hacen ahora. Porque el listado de agravios, supuestos o reales, de la administración autonómica hacia Cádiz no ha cambiado en los últimos 20 años. Mucho menos en los últimos diez meses, con la excepción de las resurrecciones del tranvía y de la residencia Tiempo Libre. Lo que sí ha sufrido un cambio sustancial, radical, es la reacción municipal a esos atrasos o incumplimientos. Aquella visita inaugural de Díaz al Consistorio gaditano estuvo rodeada de un amplio ceremonial, sin embargo, la expresidenta cruzó la puerta del consistorio y convenció a José María González Santos de sus intenciones, prometiendo lo humano y lo divino. Por supuesto, todo siguió igual que cinco años antes, que una década atrás, que meses después.
En solo dos horas despachó con el regidor todos los problemas de la ciudad y buscó la mejor solución para ellos. Lo arreglaron todo en la teoría. Nada se hizo en la práctica. La presidenta se comprometió a invertir millones de euros en Cádiz para la Ciudad de la Justicia, el Museo del Carnaval, apoyar las cruzadas de Valcárcel o el nuevo hospital, las nuevas políticas en favor de empleo... De todo eso, no hubo nada. Sólo un carril bici. Pero el Ayuntamiento no compareció a calificar de engaño aquel rosario de promesas, todas ellas con trienios de retraso. Ahora, por supuesto, sí hay que calificar la situación como insostenible, como un complot y una persecución hacia los gaditanos.
Entre un escenario y otro sólo ha cambiado una cosa: el partido que gobierna ahora en la Junta de Andalucía es el PP. Nada más.