El Apunte - Opinión

La Junta eleva el tono de la incoherencia

Los socialistas califican de «fracaso» el cambio político municipal pero lo sostienen con sus votos

LA VOZ

Es una incoherencia sostenida, repetida, pero conviene acostumbrarse a ella. Son frecuentes en la vida política y Cádiz no iba a ser una excepción. Bien al contrario, se ha convertido en un ejemplo, en el epítome de la técnica consistente en decir una cosa y hacer otra distinta. El delegado de la Junta de Andalucía en Cádiz fue el encargado de renovar la incongruencia ayer. Ha sido el último de muchos pero vendrán más socialistas porque su discurso consiste en tratar de desgastar a Podemos, a su alcalde gaditano, y al mismo tiempo tratar de hacer olvidar a los ciudadanos de que esta formación, ese regidor, gobierna gracias a las manos alzadas de cinco concejales. Es manifiestamente incompatible que un alto cargo socialista califique el proyecto político municipal que encabeza Podemos-Ganemos como «fracaso» cuando el PSOE es su impulsor, un cómplice necesario, una condición sine qua non.

Caso de sostener ese argumento del fracaso de año y medio de inapreciable gestión (y hay muchas razones para compartirlo) cabría pedir la coherencia de actuar en consecuencia. Es decir, de dar el paso político de arrebatar la Alcaldía a Podemos, a ese proyecto «fracasado» según los socialistas. Pero hacerlo supondría asociar su imagen con la de Teófila Martínez y el PP, que son figuras demoníacas para los militantes y, menguantes, votantes socialistas en Cádiz. Son los inconvenientes de conseguir los peores resultados electorales de tu historia, que no puedes dar un paso por ti mismo, que las asociaciones son obligatorias y perversas para sus intereses ideológicos (quizás no para los de los ciudadanos).

Llegados a este punto y aunque López Gil haya elevado el tono, que nadie se inquiete. Se precisa de muchas condiciones para que esa remota moción de censura se produzca. Susana Díaz debe dar el paso de desearla de verdad, de ordenarla. Antes, falta saber si será capaz de hacerse con el control del partido, si podrá vencer la resistencia interna. Quedan muchos meses, quizás seis, para saber si los apoyos internos de Susana Díaz y los plazos (no habrá una cadena de relevos en el PSOE hasta avanzado el próximo año) darán para convertir en hechos esas intenciones.

Mientras tanto, se trata de una ración más de incoherencia, de cháchara para titulares y desayunos navideños.

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