Julio Malo
Viajar
Si uno ha escogido la profesión de arquitecto, se encuentra con la necesidad de viajar como parte indispensable de su formación
Las personas de mi generación soñamos durante la infancia navegar con Jim Hawkins a bordo de La Hispaniola, y aprender que para encontrar un tesoro de piratas habría que vivir como un pirata. No lo sabíamos, pero esa es la clave del viaje iniciático, a ... través del cual el viajero aprende durante el camino, de manera que al volver ya es una persona diferente. Luego los profesores nos mostraron la Odisea y entonces intuimos, como Constantino Kavafis, que lo importante no era tanto llegar a Ítaca sino la propia travesía. Más tarde, el escritor americano de la generación beat Jack Kerouac en ‘On the Road’ (En el camino) nos animó a recorrer un mundo ancho y ajeno; así disfrutamos de los intensos colores y los sorprendentes sonidos de Londres, la euforia transformadora de París en torno al alegre relámpago de mayo del 68, o la alegría asamblearia de Praga mucho antes de que la ciudad de Kafka terminase por convertirse en un parque temático, algunos hasta llegaron a Katmandú, sin duda ignorando una sentencia escrita por Lao Tse en su Libro de la sabiduría, «Cuanto más lejos vayas, más tiempo perderás en el desplazamiento». A nuestra provecta edad nos ha sorprendido una catástrofe sanitaria durante la cual todo parece posible, incluso que el conservador Boris Jonhson nacionalice los ferrocarriles británicos, lo cual no está nada mal, si bien en el marco de una batería de medidas dispersas se han llegado a suspender hasta los viajes del Imserso.
Si uno ha escogido la profesión de arquitecto, se encuentra con la necesidad de viajar como parte indispensable de su formación, de hecho algunas facultades de arquitectura, entre ellas la de Montevideo, dedican un curso académico a la preceptiva travesía. Muchos conocen el mítico viaje a Oriente llevado a cabo por Le Corbusier en 1911, con 24 años junto a su amigo Auguste Klipstein recorre Bohemia, Serbia, Bulgaria y Turquía. Mediante abundantes dibujos, Corbu aprende y muestra todo lo que observa, miradas que se conservan en cuadernos luego editados como libros de culto. Para entender la arquitectura del Moderno también resulta preciso citar los viajes a Japón de Frank Lloyd Wright y Charlotte Perriand, los cuales influyen poderosamente en la producción de ambas figuras señeras en la historia de la arquitectura contemporánea. En 1998, con motivo del centenario de Alvar Aalto, un grupo de arquitectos de Cádiz visitamos la obra del maestro nórdico, una ruta que desde entonces han seguido muchos otros profesionales, siempre pasando por Villa Mairea, un claro en el bosque finlandés.
En la película Memorias de África, Finch Hatton (Robert Redford) pregunta a Karen Blixen (Meryl Streep) si ha visitado los lugares que cita en sus relatos, entonces ella reivindica al viajero imaginario que no precisa desplazamientos ni equipaje. Julio Verne nunca viajó a la luna ni al fondo del mar, así como Tolkien no visitó la Tierra del Medio. El cine y la literatura también estimulan los viajes imaginarios, abundan las obras del género, a titulo muy personal recomendaría ‘Viaje al fin de la noche’, novela del francés Céline, escrita en 1932 mediante un lenguaje libre de formalidades. En cualquier caso, yo no podré visitar a mi hija que vive y trabaja en Brasil, ni a mis nietos, tampoco ellos podrán venir mientras dure la pandemia, drama que afecta a muchos otros padres de los chicos quienes, a raíz de la anterior crisis económica, tuvieron que emigrar a lugares más o menos remotos.
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