OPINIÓN
Unamuno
Unamuno había sido militante del PSOE y luchador republicano contra la dictablanda de Primo de Rivera
Una secuencia de la película 'Mientras dure la guera'.
El cine es un arma cargada de presencias, por eso la última película del director Alejandro Amenábar ‘Mientras dure la guerra’ nos muestra al escritor y pensador Miguel de Unamuno, un personaje tan inteligente como paradójico, ya al final de su prolífica y contradictoria vida, ... en el momento más convulso de nuestra historia reciente. Amenábar confiesa que la idea de su película se inspira en un momento histórico al que atribuye un gran valor cinematográfico.
Durante un acto que se celebra en el paraninfo de la Universidad de Salamanca al comienzo de nuestra guerra civil para celebrar el doce de octubre, efeméride recuperada por el bando sublevado como ‘Día de la Raza’, Unamuno, en su condición de rector, replica al general Millán Astray ante un público partidario de los militares alzados contra la República que se indigna por su intervención.
En plena algarabía Carmen Polo, mujer del general Franco, tiende su mano para rescatarlo de la hostilidad generalizada entre los asistentes y le ayuda a salir de un recinto en cuyo interior peligraba su seguridad. El director consigue, en efecto, una escena soberbia cuando entre gritos fanáticos, la figura en ese momento entrañable de la esposa de Franco auxilia a un aturdido Unamuno y le conduce hasta su coche para acompañarle con palabras cariñosas hasta su domicilio, en el cual quedaría confinado hasta su muerte, tras ser destituido como rector de la Universidad.
Alejandro Amenábar es un narrador de estirpe, al modo de Buñuel y Berlanga, no hay mucha tradición de narradores entre los cineastas españoles, si bien suscribo lo que decía el propio Berlanga: «Yo admiro a todos los directores de cine por lo difícil que resulta poner en pie una película». En ‘Mientras dure la guerra’, Amenábar construye un sólido relato en la Salamanca ocupada por los militares sublevados contra una República vacilante e inmadura pero legitimada en las urnas, así como un sugestivo retrato del contradictorio, apasionado y honesto intelectual.
Unamuno había sido militante del PSOE y luchador republicano contra la dictablanda de Primo de Rivera, lo cual le costó una condena a dieciséis años de cárcel por agravios a la Corona, de la que resultó indultado; fue desterrado a Fuerteventura y suspendido de empleo y sueldo en la Universidad. Por su espíritu diletante apoya inicialmente a los militares sublevados lo cual le conduce a pensar que se había vuelto a equivocar y culmina en el alboroto que justifica la película.
Una obra que ya forma parte del conjunto de la filmografía española sobre la guerra civil, entre las cuales sobresalen: ‘Canciones para después de una guerra’ (1976) de Basilio Martín Patino, ‘La Vaquilla’ (1985) de Luis García Berlanga y ‘¡Ay, Carmela!’ (1990) de Carlos Saura, basada en pieza dramática de José Sanchis Sinisterra. La excelente interpretación de Karra Elejalde reproduce la imprevista interpelación de Unamuno a la arenga de Millán Astray: «Venceréis, pero no convenceréis», tal como la relata Luis Portillo, profesor de derecho en Salamanca, así como el escritor Arturo Barea, conocido por su trilogía ‘La forja de un rebelde’, quien publica diversos artículos sobre Unamuno durante su exilio londinense. Santi Prego interpreta con acierto al general Franco, como el hombre ambicioso, astuto y ávido de poder que debió ser, sin caer en la fácil caricatura de su voz atiplada y ausencia expresiva. Eduard Fernández también acierta en su papel del vehemente Millán Astray con su «muera la inteligencia y viva la muerte» que provocó la reacción de Unamuno.
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