Los jóvenes, expulsados del mercado laboral

A fuerza de ver estadísticas y porcentajes, parecemos anestesiados ante su significado, ante la realidad que ocultan esas simples cifras. Pero algunas conservan la capacidad de helar la sangre. Las que hizo ayer públicas un estudio elaborado por el sindicato Comisiones Obreras Andalucía es una de ellas. Cádiz es la provincia andaluza y española que más sufre el desempleo, la temporalidad de los contratos y las jornadas parciales. Traducido: es la que tiene menos empleo y de peor calidad. Con ser grave, lo más sangrante es que fija la tasa de paro entre los jóvenes de 16 a 35 años en 46,3%. Es decir, casi una de cada dos personas en disposición de trabajar y con menos de 35 años no puede hacerlo.

Eso se llama, directamente, dejar a dos generaciones al margen, condenarlas al olvido, a la emigración. Si el dato ya resulta espeluznante, aún más cuando se lee en el estudio que la cifra se ha duplicado en una década. Hace diez años ya era de un gravísimo 22,1% pero ha superado ya el 40% sin que nadie haya sabido reaccionar. Cuando se mira la tasa de menores de 25 años en la provincia, el paro se dispara hasta el 70%.

La situación es incendiaria para los jóvenes, que ven como las opciones de encontrar su primer trabajo se esfuman desde que comenzara la crisis, hace ya ocho años. Para combatir este drama laboral, son precisos nuevos y urgentes planes, realistas y prácticos, basado en la empresa y en la formación. Es preciso admitir, antes, que la mayoría de los anteriores ha terminado en un fiasco por lo que es preciso analizarlos para aprender de los muchos errores.

La realidad es que, como siempre defiende la patronal gaditana, la mejor medida para crear empleo es crear empresas. En Cádiz hacen falta un millar con 50 trabajadores ó 50 con un millar de empleados. Para eso, es preciso incentivar pero también formar y colaborar. La situación del mercado laboral en la provincia es una emergencia y como tal debe atenderse por parte de las administraciones de forma preferente, exclusiva. Esa es la carencia de nuestra economía, la falta de tejido empresarial, la falta de empresas ya que la mayor parte son micropymes con uno o dos empleados. De nada sirven, por tanto, tantas medidas para fomentar la contratación si no hay empresarios que contraten. Las medidas llegan con años, décadas, de retraso.