José María Esteban
La urgencia del patrimonio gaditano
Creo que no es tarde para hacer un proyecto de importancia e interés urbano, que arregle y aglutine las fuerzas para la casa donde habitamos
En materia del Patrimonio Cultural la necesidad de tener nuestras ciudades en perfecto estado de revista, se une a la exigencia de disfrute por la amplia población que nos viene a visitar. La Historia que se ha depositado en estos sitios apabulla por su generosidad ... y contenido. Sus valores culturales y artísticos son innumerables y de enorme calidad y riqueza. En lo arqueológico, nos situamos como uno de los referentes de mayor capacidad de asombro y oferta sobre nuestro pasado urbano en España.
Es evidente que la situación de nuestro Patrimonio, sobretodo el Inmueble, no se encuentra en su mejor momento. Quizás los periodos donde fue un campo de coartadas y arma arrojadiza por estamentos competenciales, ha hecho que se haya olvidado y menospreciado por todos. Ni Cádiz ni las poblaciones de la Bahía, presentan su oferta Patrimonial edificada, en las exigibles condiciones para la visita pública, que desearíamos ofrecer.
En el caso de Cádiz, sigue siendo la asignatura pendiente. No solo por el cometido y competencia titular de las instituciones públicas, sean el Ayuntamiento o las grandes instituciones como la Junta de Andalucía o el Estado, de muestra el Museo de Cádiz, sino por casi todos los propietarios. Las leyes se promulgan y ya en Andalucía tendremos en menos de treinta años la tercera Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía. Su articulado establecido en papel, sigue siendo papel mojado, junto a los PGOUs.. Si hacemos una pronta enumeración de elementos monumentales la lista es interminable: Puertas de Tierra, despellejadas y sin suficiente restauración; La excelsas murallas y sus Baluartes, como despojos que el mar hace, sin proyectos de rehabilitación y usos; los arcos y las puertas de la villa medieval y el Pópulo, degradándose como si estuviéramos aun en los centenarios abandonos; Entre Catedrales y su entorno, un espacio único, graciosa y dañinamente perforado, sin ninguna expectativa expositiva; los viales y plazas públicas tan ricos en calidades y texturas , son pasto de esguinces y molestias para los caminantes, etc. etc. Hay realmente un claro abandono.
En el caso del patrimonio privado, cuyo mayor propietario es la Iglesia, igual. La Catedral Nueva si terminar con su linterna y cruz, ni mejora en sus enredados interiores; La Vieja con su torre deteriorada por el mar, sin visita al mejor altozano costero; muchos paramentos de harapos y heridas que no vienen a cuento, con magníficas y enclaustradas interioridades; los horarios de las iglesias, más tiempos cerradas del necesario; en Roma es una delicia encontrarlas abiertas todo el día compitiendo por el visitante. Las casas nobles; las torres miradores; los palacios de mercaderes, como la del Almirante: esquelas pétreas vivientes; etc. Todo está en un estado cercano al suspenso. No soy catastrofista, compruébenlo Uds. mismos.
Por eso cuando de pronto se quieren hacer tantas cosas a la vez: sobre murallas, museos, iglesias, palacios, calles, etc. Es decir, en nada de tiempo, reconvertir la cara Bella de Cádiz para el turismo, no nos lo creemos. Solo encontramos rehabilitaciones privadas para pisos turísticos, que destrozan las tipologías y no dejan nada para el común, ni para restaurar sus entornos. Creo que no es tarde para hacer un proyecto de importancia e interés urbano, que arregle y aglutine las fuerzas para la casa donde habitamos. No queramos hacer todo a la vez, que es el riesgo de no hacer nada. Cuidemos en continuidad nuestras ciudades nosotros mismos, como si una enfermedad se estuviera cebando con nuestra Herencia. Salud