José María Esteban

El tsunami de Semana Santa

Haced lo que entendáis oportuno, pero creo que vale la pena luchar por unir la curva de vacunados a la de salidas

José María Esteban

Hay una subconsciente forma de entender las tradiciones, tantas veces superpuestas en nuestra vida, que emergen con fuerte virulencia en cada calendario. Los humanos, y más los mediterráneos-Atlánticos, si en algo hemos conquistado una feliz y sensible forma de entender la vida, es en ... el producto de muchas pautas cíclicas históricas, religiosas, paganas, gastronómicas o simplemente geográficas. Han sido las reglas del relevo estacional, que nos dirigen inexorablemente al cumplimiento de las ceremonias .

Cada pueblo se preocupó por definir una clara diferenciación en su imaginario frente a las otras tribus. Surgió una amplia iconografía sabiendo disfrutar de la vida, que nos hizo definidores de muy diferentes formas de expresión. El proceso ha sido destacarse de los demás con fruición y naturalidad y a la vez con ancestrales y modernos ritos. Costumbres que se anclan a nuestro ser y de las que es muy difícil zafarse.

En este último año se nos ha ido privando del compás para cumplir y asistir a esas solemnidades. Lo es porque vivimos una situación que no puede ser más excepcional y compleja. No somos capaces de entender que nos situamos en una mini era de máxima alerta y gran peligro. Ni siquiera cuando vemos cerca los efectos del contagio y sus lamentables desenlaces. Por eso la contradicción entre el ser que vive en nosotros para cumplir con los disfrutes y el drástico parón, choca con una loca impotencia que debemos gestionar con suficiencia y sacrificio .

La Semana Santa está aquí, como ya lo estuvo por los siglos de los siglos, pero las del 20 y esta del 21, no vendrán. Pasaran de una forma muy diferente. Debemos ser capaces de asumir que algo muy distinto nos tienen atados con limitaciones que son imposibles de explicar, pero que son necesarias para que esos ritos continúen.

Las cepas siguen evolucionando y los bichitos son más listos de lo que creemos. Evidentemente el ser humano en su desarrollo, no es capaz de controvertir esta revolución del coronavirus, que es hábil en mutar y acoplarse muy rápido a los cambios. Nosotros lograremos, aunque cuesten muchas vidas, cuidar de nuestra evolución. Una especie que debe mucho a los modos y tradiciones y que ahora los ve como algo irrefrenable, lo logrará. Pero seamos astutos ahora para situar la vida por delante del impetuoso sentido de disfrute y protagonismo en los que nos sumergimos, cuando llegan las cíclicas fiestas del año. Todo ello también, a pesar de las claras contradicciones turísticas y económicas de Europa. La estacionalidad se ha transmutado en una fase continua de prevención y cuidados. Ahora mucho más exigentes que el ímpetu de los internos espíritus y disfraces de nuestras fiestas.

Sabemos que el hartazgo de tantos meses encerrados se hace algo insoportable. Pero más duro será perder esos disfrutes a futuro, si no circulamos con más respeto que inconsciencia, creyendo que nunca nos va a tocar a nosotros. Como nos toque, quizás no disfrutaremos nunca de más de aquellas ceremonias .

Este año me propuse en estos artículos alimentar más las esperanzas que las amenazas, pero es evidente que no aprendemos, Con esta Semana Santa de desperece, alegría y salidas, se nos va a devolver después un tsunami de contagios, si cabe más grande. Lo más probable es que volvamos a tener que replegar velas y correr de nuevo al abrigo de puertos seguros, donde la bandera se ponga otra vez en un rojo incandescente.

Haced lo que entendáis oportuno, pero creo que vale la pena luchar por unir la curva de vacunados a la de salidas . Entonces, solo entonces, vendrán fiestas, coros, bandas, ritmos y tradiciones que tanto hemos alimentado en nuestra mejor historia.

Salud y si salimos, hagámoslo con prevención. Mientras, id planchando y poniendo apunto todos los sentidos, alas y sombreros, que ya volaremos.

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