José María Esteban
Respeto, tolerancia y concordia ¿dónde estáis?
Posiblemente los mejores rasgos de algunas religiones, son su capacidad para hacerse entender desde los valores del respeto, tolerancia y concordia, unas con otras
Desde que el mundo es mundo, incluso mucho antes de que viniéramos hace unos 300 o 400.000 años, la evolución de las especies se mantuvo, no solo en la supervivencia, sino en saber establecer un territorio común y uno específico. Territorios que marcaban los ... límites de convivencia o respeto para la supervivencia. Con los homínidos también fue así, de manera que al convivir se plantearon los respetos mutuos y las coexistencias, aunque no fueran compatibles, ni genética ni evolutivamente.
Con el tiempo y las grandes preguntas existenciales, las personas se acompañaron de las religiones. Estos sistemas sociales son, hablando rápida y coloquialmente, mecanismos de supervivencia psicológica frente a las grandes dudas que nuestra existencia manifiesta. Miedos que siempre han sido utilizados superlativamente para mantener los poderes de los que también mandan en esos sistemas. Y lo digo con todo respeto, ya que yo además de pertenecer a una de esas tribus religiosas y tener fe en la mía, como es la cristiana, no por ello dejo de entender que todas tienen su verdad incorporada.
Pues bien, las religiones desde sus nacimientos y sus espíritus de desarrollo al contestar esas preguntas del mas allá, después de la muerte o el sentido de nuestra existencia, como todas son generadas por los humanos. Humanos con las mismas apetencias, fortalezas y debilidades que estos seres racionales soportan. Posiblemente los mejores rasgos de algunas religiones, son su capacidad para hacerse entender desde los valores del respeto, tolerancia y concordia, unas con otras. Si nos fijamos bien en sus orígenes, todas son creadas alrededor de un líder que establece su única verdad en la concepción del ser superior. Viniendo, se lo digo de verdad, a ser la misma idea, se van separando en sí mismas, cuando algunas líneas de doctrina las empiezan a distorsionar como exclusivos herederos del poder. Pasa con todas sin excepción, y las diferentes tendencias y divisiones entre ellas vienen por ese asunto: ser únicos herederos de las promeses del libro que editan.
Los acontecimientos actuales en Afganistán, nos recuerdan el origen del Islam y como desde el principio con un profeta a la cabeza, al no dejar establecida la línea dinástica claramente, genera una inseguridad que dura hasta nuestros tiempos. La existencia de mil y un textos coránicos, bellísimos todos, como el de cada una de las religiones, establece al sobrino o al apóstol preferido como primogénito en la representación del poder religioso. Esa inseguridad generó diferentes variantes que les llevó a estar en continuas luchas, las más de ellas a veces muy cruentas. Posiblemente en el tema de la mujer habría que hablar aparte y los espíritus antes citados de entendimiento y respeto, se convierten en todo lo contrario.
Lo mismo ha pasado en la nuestra y aunque la budista se expresa con mayor capacidad de asimilación en el otro, también establece diferentes líneas, según los países donde se implanta, buscando la trasfiguración por diferentes caminos. Al final todas buscan la superación sobre este mundo material y poder descansar en el recuerdo eterno.
Lo que ocurre es que, si encima incidimos los intereses económicos con los religiosos, y mezclamos diferentes conceptos, se lía parda. A veces muy parda, porque creemos que lo nuestro es lo verdadero y lo de los otros es un invento. No los respetamos y lo único que conseguimos es atizar un avispero, que siendo propio y verse atacado se defiende de forma más beligerante.
Es por eso que los que han visitado muchos países y han visto muchas religiones, creo que coinciden en quedarse con esos conceptos que compartidos, es lo que nos hace verdaderamente humanos: respeto, tolerancia y concordia. No me casaré de decir que en base a eso podremos avanzar. Incluso cuando nos ponen a prueba bichitos molestos, donde se hace necesario unir fuerzas para combatirlos todos juntos y no cada uno con su vacuna.
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