José María Esteban
Un puerto más ciudadano
La ciudad de Cádiz, es fundamentalmente su origen y sus extensiones propias debidas a dicha economía y a sus características históricas
Las ciudades están marcadas por sus orígenes y todo lo que las separe de esta inicial genética, suele conducirlas a un mal destino. Las diferentes formas de definir una ciudad, se han debatido entre la aristotélica de “una reunión de ciudadanos”, la de Alfonso X “ ... El Sabio” que era “el lugar cerrado entre muros”; la diferenciada por Ortega y Gasset de la ciudad como “concepto frente a la naturaleza”, o la Oswaldo Spengler que la basaba en la “existencia de un alma”. Ya en nuestros días, podemos concluir que la ciudad es un agregado de complejas relaciones de sus habitantes, las casas que habitamos, memorias que compartimos y sus entornos cercanos, medios y lejanos.
Cádiz , ciudad del sur de los sures, isla de islas, depósito de culturas y restos de todas las épocas habitadas, es una ciudad, lo hemos dicho muchas veces, distinta a las andaluzas y distinta a lo que comúnmente encontramos como ciudades históricas. Sus ciudadanos, lo mejor y por lo tanto lo más complejo que puede tener, son el sustrato vital que la sostiene y que hace que sea tan atractiva y tan querida por propios y extraños.
Los proyectos de ciudad para esta urbe, que nos han llenado la cabeza con muchas ideas, tantas que se han ido perdiendo en el horizonte de las utopías, se debaten entre el desequilibrio de una zona portuaria algo desmesurada para el uso actual y su potencia económica, y la necesidad de expansión por su cualidad, para mi falsa, de ciudad terminada y necesitada de nuevos terrenos. Cuantas jornadas, cuantos trabajos de arquitectos, de urbanistas, de ingenieros, propios y extraños, han ido desmenuzando infografías y debates sobre cual podrá ser el modelo que se busca.
El modelo de ciudad ya está establecido desde que nació. Lo que ocurre es que entre políticos que quieren sobresalir y civiles que solo les preocupa la reducida escala de su empresa, nos intentan vender nuevas formas de ver la ciudad que ya no es posible. La ciudad de Cádiz, es fundamentalmente su origen y sus extensiones propias debidas a dicha economía y a sus características históricas. Sí, es una ciudad fundamentalmente marítima , y es evidentemente una ciudad con una amplia y abigarrada secuencia de estratos vivibles que la hace especialmente interesante y difícil de intervenir.
Muchos lo hemos dicho, si el puerto no es potente en un concepto metropolitano, la ciudad de Cádiz no será nada. Podemos hacer todos los rellenos que queramos, que si la actividad que viene por el mar no es sugestiva y generosa, nuestra querida Gades se resiente mucho. No digamos del otro objeto de deseo que es la atracción turística, y lo podemos contemplar ahora con la pandemia. Un susto la convierte en sombra de sí misma. No hay necesidad de darle muchas vueltas a la cuestión. El empleo y el futuro vendrán por esas dos cualidades: potenciar el muelle en todas sus antiguas y nuevas cualidades y tratar de tener el vestido Patrimonial en las mejores condiciones para que también venga los que quieren vestirse de sus sensaciones y colores, a pesar de los pesares.
Hay que saludar con alegría y con esperanzas que la plaza de la ciudad, plaza que por otro lado siempre existió desde el principio, tenga más fácil acceso y disfrute para el ciudadano. Sus complejas relaciones, como frontera que es, con la línea marítima no deben limitarla. Ese logro de la Plaza del Mar se hace ya muy perentorio. Lo mismo que atraer por economías más sugerentes los tráficos portuarios frente a la competencia. No debemos perder mucho tiempo sin que llenemos de verdadero contenido estos dos renglones, junto a otros más secundarios, que nos darán vida presente y buen porvenir, como lo fue en sus mejores siglos.
Salud y seguimos animándonos en estos tiempos sin nariz ni boca, pero tiempos para oler y probar muchas formas de hacer patria y trabajar nuestro mejor futuro.